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¿Ordenadores para conocer la lidia en Córdoba? «Para eso uno ve los toros desde su casa»
Aficionados, empresarios y diestros critican la excesiva modernidad del Museo Taurino
Los aficionados a la lidia tienen un gusto clásico y son poco amantes de los cachivaches tecnológicos en el mundo del toro; no se dan capotazos con un iPad . Prefieren ver un museo convencional, lleno de objetos y enseres antiguos relacionados con el toro -como era el Museo Taurino de Córdoba previo a la reforma-, antes que poder interactuar con pantallas táctiles o dispositivos digitales -como está dispuesto ahora-.
En eso coinciden todos los consultados por ABC relacionados con la lidia. El concepto de museo actual está pensado para atraer a todo tipo de públicos, no sólo a los aficionados. Pero quienes no gustan de los toros es poco probable que entren en un museo taurino , por muy céntrico o moderno que sea.
Alfonso Téllez , presidente del Círculo Taurino, sostiene que «el no taurino es muy difícil que entre en el museo». Pero es que tampoco lo hacen los propios aficionados, porque «para los que somos aficionados ha perdido la esencia taurina », dice Téllez.
Abunda en ello Rafael Jordano , catedrático de la UCO y gran aficionado al mundo del toro, al asegurar que «cuando los aficionados vamos al Museo Taurino de Córdoba no vemos la cantidad de recuerdos asociados a los califas que quisiéramos ver», que cifra en miles.
Y también lo corrobora el matador de toros retirado y director artístico de la Escuela Taurina de Córdoba, Rafael Jiménez González «Chiquilín» : «El museo me encantaba como estaba antes, cuando había cosas físicas y materiales que se podían ver. Ahora todo es ordenador y pantalla. Es un museo muy frío ». Y para eso, «uno lo ve desde su casa», apostilla.
La misma opinión tiene Rafael Centeno , presidente de la sociedad que gestiona la plaza de Los Califas. «El Museo de Córdoba es muy innovador, lo que a unos les gustará más y a otros menos. Pero al aficionado taurino no le gusta el sistema de pantallas », declara el empresario, que prefiere ver «cosas más personales y algo más tangible».
Para paliar ese exceso de modernidad, la sociedad de la plaza de Los Califas quiere crear una sala museo que serviría para completar la oferta del centro de la plaza Maimónides, pero esta vez con todo tipo de objetos personales que cedan diestros y aficionados. O sea, a la vieja usanza. Pero no hay fecha determinada para su apertura , ni tampoco dinero comprometido. «Ahora estamos con la adecuación de la plaza para no tener problemas con el aforo para los conciertos. Estamos viendo cómo hacerlo», dice.
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