APUNTES AL MARGEN

Oposición viene de oponerse

El juego es el siguiente: se está con el gobierno o se está contra el gobierno

Queridos niños. Esto en realidad es muy fácil. La democracia consiste en que hay gente que vota lo que le sale del alma cada equis tiempo. Se cuentan las papeletas y se envían, a gastos pagados, a una serie de personas a las instituciones que pagan la luz de las farolas y suspenden las cabalgatas de Reyes Magos cuando llueve. En función de la gente que mandamos a esos puestos representativos, se pueden llegar a acuerdos para formar gobierno. Y una vez llegados a este punto, están los que mandan, que son el gobierno, y los que no, que son los de la oposición.

Contra lo que pudiera parecer, los de la oposición no se están tocando las bolas . De hecho, cumplen un papel fundamental: le llevan la contraria a los que mandan. Eso podría parecer simplista pero imagínense un mundo en el que al que tiene un cargo todo el mundo le dijese «sí, señor». Chungo, ¿verdad? Por eso oponerse al gobierno -siempre, a veces o de vez en cuando-resulta un hábito saludable de higiene, en este caso, política.

La democracia, en este sentido, no es solamente el gobierno del pueblo, los que son más. Al contrario, es que los que son muchos tengan clarinete que no puede hacer lo que les apetezca con los que son menos. Que las minorías se protegen y que el poder ha de ejercerse de forma limitada . Tiene que haber gente que vigile que nadie meta la mano en la caja, que no malgaste el dinero público o que no adopte decisiones que contravengan el bien común. En caso de duda, siempre es mejor la cautela que bajar la guardia. Como bien dijo Churchill, esto de la democracia es la peor forma de gobierno diseñada por el hombre con excepción de todas las demás.

El problema es que hay gente que no sabe si es gobierno o es oposición. Y, estimadas criaturas, no se pueden ser ambas cosas. Pero no por gusto o por caprichos de la vieja política. Es que la oposición está para poner freno al gobierno, no al contrario, y eso es un estado de ánimo. Es decir, hay que decir que no a las cosas bien con buenas formas o en plan borde. Pero, en algún momento del partido, se le tiene que llevar la contraria a los que mandan.

Disculpen la cita pero es que esto es lo de las tetas y las sopas . El centro del huracán es el lugar donde no pasa nada, un sitio de tranquilidad atmosférica . Sin vientos ni nubes. Y eso es lo que le está pasando con los concejales de Ganemos en el Ayuntamiento de Córdoba. La tercera fuerza política del arco plenario, con más de 18.000 votos de cordobeses, no se sabe si está fuera o está dentro. Lo cual la coloca en la zona de misterio, en el sitio donde solo hay aire. La mayor parte de las veces, frío. En algunas ocasiones, glacial.

Como es sabido, Ganemos tenía cerrado el acuerdo de gobierno -algún concejal incluso se pasó a saludar a los funcionarios que tendría a su cargo- pero una asamblea decidió que se facilitara la investidura de Isabel Ambrosio y pasar a la oposición. Es evidente que la primera parte del mandato se cumplió pero que la segunda les está costando más. Porque, ¿cómo se le lleva la contraria a alguien con el que se está de acuerdo en lo fundamental ? ¿Cuál es el sentido de llamarse oposición, comportarse casi como el gobierno y encima no alterar el comportamiento de éste aprovechando la situación minoritaria por la que tan poco sufre?

El PSOE , Izquierda Unida y Ganemos han celebrado esta semana incluso una rueda de prensa conjunta, cosa que es digna de admirar teniendo en cuenta la dialéctica gobierno-oposición. Es decir, que por su propia definición tienen que intentar aparentar que no son lo mismo. Lo normal en alguien que se opone es intentar explicar los argumentos propios de forma separada para intentar convencer a las personas que escuchan de que son los verdaderos. Si anda como un tripartito , canta como un tripartito y se comporta como un tripartito, es que igual es un tripartito y lo que está pasando solo marea la perdiz tontamente. No un gobierno de dos -que tienen más tiros pegados que el puente de Alcolea- con un sidecar en la oposición, que es cosa contra natura. O dos que dicen misa y uno que dice amén, cosa que es de ser poco espabilado . O dos que están cortando el bacalao y uno que mira desde lejos y asiente porque todavía no tiene claro que para hacer oposición, igual es que hay que oponerse de higos a brevas.

Venga, puñetas, sí se puede.

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