Opinión Córdoba

Polvos y lodos

Diré algo impopular. Los políticos están mal pagados en España

Aglomeraciones en la calle Gondomar de Córdoba el pasado sábado Álvaro Carmona
Rafael Díaz Vieito

Rafael Díaz Vieito

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Estas últimas semanas Córdoba ha estado presente en los medios nacionales. Y por desgracia no ha sido para bien. Después de la absurda polémica de los carteles con los que, de modo un tanto torpe, se quería denunciar la violencia de género, los telediarios de las cadenas nacionales se han ocupado de nosotros por las aglomeraciones del sábado pasado en las Tendillas y la discutible revocación de las autorizaciones a los músicos callejeros.

Y este jueves saltaba la noticia del cobro por parte de algunos concejales de una serie de dietas por asistencia a reuniones celebradas de manera telemática . Una cuestión absolutamente menor, pero sensible. El número de veces que uno recibe por sms una noticia o que esta es repetida en los distintos grupos de whatsapp es un índice bastante fiable de lo que la gente considera relevante. Pues bien, parece que esto lo es.

Lo primero que hay que decir es que es absolutamente legal . Lo segundo que no siempre actuar dentro de la legalidad es suficiente ni garantía de éxito. En una época en la que tanta gente está pasando penurias económicas, en la que se multiplican los ERTE y las maravillosas organizaciones como Cáritas o el Banco de Alimentos literalmente no dan abasto, esas noticias dejan un sabor agridulce. Lo censurable en este caso no es el cobro de esas dietas, de escaso importe y dentro de la más absoluta legalidad, sino la mínima capacidad de prever las consecuencias de su cobro en la percepción de los votantes.

Dicho lo anterior, diré algo impopular. Los políticos en España están mal pagados . Cierto es que hay muchos, incluso demasiados, pero aquellos con responsabilidades ejecutivas importantes tienen sueldos claramente insuficientes. Pero el modo de corregir esa situación no es la de la puerta de atrás en forma de dietas, sino la negociación de una norma sobre retribuciones a altos cargos y el abandono de la manía de utilizar los sueldos y subidas salariales de los políticos como arma arrojadiza. Esa moda fue instaurada por Podemos y asumida y utilizada por todos, de Vox a IU , después. De aquellos polvos, estos lodos.

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