Economía

La oferta turística privada de Córdoba languidece ante la falta de visitantes

Algunos centros ni siquiera han reabierto sus puertas ante la ausencia de turistas

Puerta cerrada de La Calahorra Valerio Merino

Baltasar López

La oferta turística, monumental y cultural, de ámbito privado de la capital vive un momento complicado por la crisis: a caballo entre los que han reabierto sufriendo fuerte bajada de afluencia (Palacio de Viana y espectáculo ecuestre de Caballerizas) o los que siguen cerrados desde la declaración del estado de alarma(como la Casa de las Cabezas y la Torre de la Calahorra).

En cuanto al Palacio de Viana , pujante hito turístico, su director, Leopoldo Izquierdo, aseguró que la caída de visitantes desde su reapertura el 2 de junio es de «entre un 30% y un 40%. Ha ido en función de los meses». De todas formas, indicó que «no podemos quejarnos». Este museo vivo de los patios atraviesa esta recesión con una potentísima red de seguridad. Es propiedad de la Fundación Cajasur. «Tenemos la tranquilidad de tenerla detrás. Da una garantía de continuidad».

De hecho, en una época en la que en el mundillo turístico y cultural ERTE es la palabra más repetida, en Viana no tuvieron que usar esa fórmula. Durante el cierre al público, cuenta Izquierdo, dieron formación a su plantilla (15 empleados directos) para acometer cuestiones en las que había trabajo pendiente como mantenimiento de salas o tareas en su impresionante archivo.

El descenso de turistas también lo acusan en Córdoba Ecuestre , que reabrió Caballerizas (esta entidad sin ánimo de lucro gestiona este monumento público) el 11 de septiembre. Su presidente, Rafael Blanco, explicó que su espectáculo está desde que lo recuperaron los fines de semana —en alusión a viernes y sábados, aunque también hay pases los miércoles y jueves— en una banda de «200 a 280 espectadores, cuando en septiembre y octubre, antes, hacíamos el doble». Confesó que «estamos muy mal económicamente». Recordó que estuvieron medio año cerrados con la mitad de la veintena de sus empleados trabajando —tienen 50 caballos que hay que cuidar y montar todos los días— y la otra en un ERTE, del que han recuperado a otros cinco en jornada parcial. Aseguró que «nos hemos mantenido vivos con el ERTE y un préstamo ICO que nos han dado».

Blanco advirtió de que es «fundamental para nuestra subsistencia», tras tres años sin él, que se materialice el convenio de 2020 con el Ayuntamiento, relativo a la celebración de la feria Cabalcor y otras actividades (75.000 euros). Concluyó asegurando que «he echado de menos algunas ayudas municipales» para retomar la actividad en el conjunto del sector turístico.

Éstos son los que han podido salir de «boxes». Otros aún siguen allí. Es el caso de la Torre de la Calahorra (Museo Vivo de Al-Ándalus, de la Fundación Paradigma), un enclave con tirón entre los viajeros. Este monumento sigue cerrado desde mediados de marzo. Su directora, María Sierra Yébenes, expuso que es «un edificio cerrado, con poca ventilación, salas no muy grandes y ofrecemos las visitas guiadas, con efectos de luz y sonido, que requieren las ventanas cerradas». «Son condiciones en las que hay que estudiar muy bien las medidas de seguridad para poder reabrir», aseguró.

Añadió que están «estudiando y elaborando un protocolo » para que La Calahorra pueda ser de nuevo visitable. Hasta que ese momento llegue, sus siete trabajadores siguen en un ERTE.

Cerrada al público sigue igualmente la Casa de las Cabezas . Su máximo responsable, Manuel Ramos, aseguró que no han reabierto porque «no tenemos capacidad económica para soportar la falta de turismo». Sus tres trabajadores están en un ERTE. Matizó que tampoco hay «ánimo ni ganas» de volver a operar, después de que desde el Ayuntamiento «no haya habido ningún tipo de apoyo, ni una llamada». «El Consistorio no se ha interesado por los cinco o seis museos privados de la ciudad», criticó. Y advirtió de que «probablemente no volvamos a reabrir mientras no cambie de actitud el gobierno local».

Las puertas de la Casa de Sefarad también siguen selladas a los visitantes. Su fundador, Sebastián de la Obra, aseguró que han tomado esa decisión, porque «no ha habido ningún momento de repunte del turismo internacional, que es el 80% de nuestro público». Sus tres trabajadores están en ERTE.

Mira al horizonte de « después de las Navidades » para reabrir, siempre que mejore la afluencia de viajeros foráneos. Apuntó que la Casa de Sefarad sí sigue abierta para actividades o exposiciones, de las que se encarga el propio De la Obra.

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