Mario Flores - El dedo en el ojo
¡A por el obispo!
En la izquierda, si alguien osa discrepar de la santa doctrina progresista sacan la guillotina en busca de cabezas que cercenar
El drama de la izquierda reside en que lleva más de cien años buscando causas a las que aferrarse pero nunca termina de solucionar los grandes problemas de la humanidad. Que han habido conquistas sociales es indudable, pero ya es más discutible que hayan venido en exclusiva de la mano del comunismo o del socialismo; muchas veces, más bien al contrario. Agotado el discurso del proletariado al convertirse éste en clase media, la izquierda hace años que deambula grogui en busca de una causa que echarse a la boca de la famélica legión. La mujer, el islamismo (lo «multiculti» en general), la fantasía igualitaria, el colectivo de gays, lesbianas, trans... Son los asuntos estrella por los que los militantes siniestros se desgañitan, se desviven y construyen su relato político con la pasión propia del que abraza el dogma con una fe exacerbada.
Cómo será el furor que le ponen a la cosa que si alguien osa discrepar de la santa doctrina progresista sacan expedita la guillotina a la calle en busca de cabezas que cercenar.
Así hemos visto a nuestro diputado socialista Antonio Hurtado (quien demasiadas veces va «pasado de ideología») pidiendo a la fiscalía meter mano al obispo de Córdoba por haberse éste manifestado en contra de uno de los dogmas de la santa izquierda. Pero también Ganemos Córdoba se ha sumado a la persecución en turba del discrepante y se ha excitado de tal manera que sólo el escarnio puede consolar sus ánimos. Ya sabemos que la izquierda compite ferozmente con la Iglesia porque encuentra en ésta a un rival moral y doctrinal a quien no ha podido aún combatir; y de ahí su terrible enfado con la misma.
La opinión del obispo don Demetrio (discutible a veces) en relación a la aberración que supone la defensa de la construcción del género obviando la propia naturaleza del sexo es de una lógica aplastante y de un sentido común brutal. Los matices, sí, podrían ser debatidos, pero el axioma es el axioma .
Muy preocupante me resulta la pretensión de amordazar las opiniones discrepantes, opiniones que, por otra parte, andan lejos de la ofensa, del franquismo, del atentado contra los derechos humanos , la convivencia y los valores democráticos y de otras excentricidades vertidas por Hurtado y por De los Ríos (Ganemos).
Por un lado critican la «ley mordaza» del gobierno central pero al mismo tiempo hacen lo que critican. Y por cierto, no censuran un ápice el acoso sexual protagonizado por miembros de Podemos sobre unas compañeras. Pelillos a la mar. Ya que presumen de demócratas deberían dar ejemplo permitiendo la libre expresión de opiniones. Y harían bien en revisar sus extravagantes teorías sobre las cosas porque, muchas veces, rozan peligrosamente el borde del trastorno delirante.
«Por sus obras les conoceréis» .