CULTURA

El Obispado de Córdoba expone los volúmenes que más influyeron a San Juan de Ávila

La biblioteca del santo repasa desde los padres de la Iglesia hasta Trento

Algunos de los libros expuestos en la Biblioteca Diocesana de Córdoba Valerio Merino

Luis Miranda

¿Cómo era la biblioteca de un santo, que además de leer dejó mucha doctrina escrita? ¿Qué leía alguien a quien, por su aportación, se le considera doctor de la Iglesia ? La Biblioteca Diocesana de Córdoba ha querido mostrar cómo eran las obras que consultaba San Juan de Ávila , patrón del clero secular español, y qué leía. Para eso ha organizado una exposición en que se recogen los volúmenes que tenía en su poder. Se titula «Un paseo por la librería de San Juan de Ávila»,

Cuando el llamado «apóstol de Andalucía» murió, en el año 1569, legó todos los libros de su biblioteca a la Compañía de Jesús , a la que no llegó a pertenecer, pero con la que mantuvo unos lazos muy estrechos, y de hecho pasó sus últimos años en la casa que fundaron en Montilla , y que la encontraron «muy rica y puesta al día». Los libros, como se explica en la exposición, recogen los que le influyeron en su forma de escribir y de pensar.

San Juan de Ávila vivió en los años en que la Iglesia luchaba contra la Reforma de Lutero y él, como católico, se puso del lado del Concilio de Trento. Por eso en la exposición hay diez libros sobre la Contrarreforma. Se trata de obras que interesan no sólo por su contenido, sino también por ser de los primeros años de la imprenta, del siglo XVI, cuando el invento todavía no había cumplido cien años.

Censura

No estuvieron faltos de problemas. Por ejemplo, la obra más conocida de San Juan de Ávila , «Audi Filia», sufrió la censura de la Inquisición por algunos contenidos que se consideraban próximos a la herejía. El mismo sacerdote optó por hacer una revisión de la obra que salvara los escollos y se pudiera difundir.

En la exposición figura una «Controversia» sobre distintos aspectos, además de una serie de advertencias al sínodo de Toledo, sobre algunos aspectos teológicos. Están presentes las obras de distintos autores de su época, como Jacaques Latomus, uno de los grandes opositores de las tesis de Lutero, o de Metter, sobre la predestinación.

En 1772, Carlos III expulsó de España a la Compañía de Jesús y la biblioteca de Montilla pasó a manos de la que entonces se llamaba del obispo de Córdoba , así que los volúmenes terminaron en la capital, donde hoy se conservan.

Gran parte de ellos son interpretaciones de la Biblia y en ellos había libros que hacían sospechar en su momento. Son los de Erasmo de Rotterdam, a quien San Juan de Ávila leyó. Se muestran las «Paráfrasis del Nuevo Testamento», por ejemplo, de un autor que influyó en la concepción que el «apóstol de Andalucía» tuvo de la doctrina en un momento de mucha relevancia.

En latín

Así hasta 25 libros en 20 volúmenes, de 22 autores. Están impresos en varios países, porque aunque haya libros en español, una buena parte de ellos están escritos en latín, que en aquel momento era la lengua más usada y conocida en la Iglesia.

La exposición recoge también libros sobre los Padres de la Iglesia , pero también de San Bernardo de Claraval y de los llamados padres del desierto. Por eso se insiste en las obras de Beda El Venerable, uno de los que más le influyó, según se recoge en esta muestra, que se puede visitar hasta el próximo 27 de marzo. Está presente San Cirilo de Alejandría, uno de los autores más influyentes del momento, pero también Primasio, un obispo que fue discípulo de San Agustín, y autores como San Juan Crisóstomo o San Gregorio Magno.

La cita se completa con los documentos sobre la beatificación y la declaración de venerable que, dos siglos después de su muerte, comenzó el proceso para venerarlo en los altares.

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