El numerito autonómico

De la sesión constitutiva de la undécima legislatura autonómica podemos deducir que esto va a ser un numerito. La revelación de la nueva presidenta de la Cámara autonómica, Marta Bosquet (Cs), que no ha recibido ni una simple llamada de felicitación de la presidenta en funciones, Susana Díaz , o del máximo responsable de la cámara saliente, Juan Pablo Durán , retrata el cariz de los acontecimientos. También, la actuación de determinados representantes Adelante Andalucía de seguir portándose como niñatos malcriados en vez de asumir de una vez que son representantes electos del pueblo andaluz y que en política se puede hacer de todo, según la feliz frase de Tarradellas , menos el ridículo.

En vez de empezar a preparar una oposición solvente, con un discurso rocoso y capacidad para exigir al nuevo Gobierno de coalición que no firme ni medio folio contrario al interés general, resulta que contamos con un PSOE que aún anda grogui por lo ocurrido en las elecciones autoconvocadas con el resultado de todos conocido. Adelante Andalucía sigue en los bailes regionales, el chimpún que fortalece precisamente a aquellos que intenta erosionar. Antonio Maíllo , por ejemplo, podría empezar explicando por qué se benefició tan amablemente de la cacicada cometida con la popular Patricia del Pozo en la anterior legislatura y no ha dicho ni media palabra de una reforma sencilla del reglamento de la Cámara tras una sentencia del Tribunal Constitucional que abofeteó las más sencillas normas aritméticas, que es la clave de la democracia, que rigen el órgano de control del Parlamento. La determinación de rechazar un asiento en la mesa que se le ofrecía a cambio de nada a costa de abrazarse al relato de la resistencia solo muestra que a esta izquierda le sigue faltando un hervor para las cosas prácticas. Debería Luis Carlos Rejón descolgar el teléfono desde su retiro hotelero para explicarles a estos chicos cómo se hacen estas cosas. Con pasillos y cafés en estaciones de tren.

Si lo que cree la izquierda andaluza es que el lío por el lío van a resquebrajar nada, pueden darse por muertos por algo más de cuatro años. Ni los suspiros de orfandad del PSOE por la pérdida de la Granada de Boabdil, ni la generación de un escenario de vociferio tienen posibilidades de impresionar a nadie con el resultado electoral tan tierno. Solo es viable, bajo el humilde punto de vista del que firma, la asunción de un escenario serio donde se empiece a tratar a los votantes como personas mayores en vez de insistir en el error de las batallitas formales. PP y Cs aún no han puesto un pie en ninguna consejería y el nivel de volumen se ha convertido en propio de patio de guardería. Lo mejor de la legislatura, estimados, aún no ha comenzado.

Vox ha irrumpido en la escena con palabras que se escriben en mayúsculas como patria o bandera. Pero la política no se hace en versales. No tenemos ni la más remota idea -porque imagino que no la tienen ni sus propios dirigentes- sobre su praxis acerca del comercio , las ayudas públicas , las matrículas de los colegios , el funcionamiento del sistema sanitario , los parques naturales. En tanto que es un partido de estado de ánimo -convengamos en que es un voto enfadado con las cosas-, no ha abierto aún la boca más allá de los cuatro eslóganes básicos. Igual el antídoto que tanto se anda buscando es dejar que pongan encima de la mesa cuáles son sus recetas. Igual lo que toca es dar cien días al gobierno que salga antes de encender las teas.