Apuntes al margen

Nuevo CEO en la UCO SA

Manuel Torralbo asume más que un cargo corporativo. Es el jefe de toda una estructura económica

Las claves de la victoria de Manuel Torralbo en las elecciones a rector de la Universidad de Córdoba

Manuel Torralbo, durante las pasadas elecciones R.C.
Rafael Ruiz

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Algunos datos sobre lo que estaba en juego en las elecciones a rector de la Universidad de Córdoba que ha ganado el catedrático de Didáctica de las Matemáticas Manuel Torralbo , en adelante magnífico por su condición protocolaria. La UCO cuenta (datos de diciembre de 2020) con 2.829 personas en plantilla , de los que 1.476 son profesores, 827 se dedican a tareas administrativas o de apoyo a la labor docente y 526 están contratados con cargo a proyectos. Solamente el coste de la plantilla de la institución, que se reparte por la ciudad de Córdoba y el municipio de Belmez, asciende a unos cien millones de euros anuales.

La UCO imparte clase a un número de estudiantes que ronda las 14.000 personas . Es responsable de la formación de los futuros jueces, abogados, médicos, profesores o ingenieros, entre otras ramas. Y todo ese caudal se realiza con un presupuesto anual de 174 millones de euros de la que, la mayor parte, procede de transferencias de dinero público ya que los ingresos por matrícula cubren solo una parte de los costes.

La UCO no es solo una institución educativa. Tiene su propia corporación empresarial así como el Ayuntamiento de Córdoba o la Diputación tienen un holding que realizan las actividades que se le encomiendan. La UCO tiene o ha tenido, si los datos públicos están actualizados, participación directa en 14 sociedades mercantiles que van desde la realización de cursos de idiomas a un parque tecnológico que atesora cientos de miles de metros cuadrados y una mala salud de hierro. También es accionista de un segundo polígono industrial especializado en el término municipal de Aguilar de la Frontera que se urbanizó parcialmente y que nunca llegó a comercializarse a empresas agroalimentarias.

Ningún alcalde o presidente de la Diputación tiene en estos momentos el margen de decisión que disfruta un rector (recuerden el presupuesto: 174 millones de euros anuales ). Ha de someterse al control de los órganos correspondientes de gobierno pero no tiene, en puridad, oposición de fiscalización y control como la que tiene un cargo público al uso. Sin embargo, su elección se ha desarrollado con una campaña electoral que reproduce, punto por punto, las que sirven para designar a los cargos de las instituciones públicas gobernadas por cargos electos. Había una candidata que representaba la continuidad y un aspirante de cambio. Un mensaje potente que Manuel Torralbo, que tiene experiencia en la política, ha manejado mejor, vistos los resultados. Si no ha habido debate entre candidatos ha sido por un desacuerdo sobre su formulación que podría haberse solventado en cinco minutos.

José Carlos Gómez Villamandos -que fue, a su vez, candidato del cambio- ha ensanchado (y de qué forma) la ascendencia social y económica de la UCO. Una institución que es, ahora mismo, perejil de todas las salsas con grupos de investigación que funcionan como empresas facturando servicios a terceros en nombre de la institución, cuestión que antes o después va a generar problemas de competencia con la iniciativa privada. El de rector es un cargo asociado a tener poder por mucha cara de buenas personas que pongan los amigos. También, a cometer aciertos en la gestión y sus correspondientes pifias que no generan, por raro que parezca, el debate de responsabilidades y de transparencia a la que todas las instituciones están sometidas.

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