Reforma

La nueva Ley de Educación de Celaá pone en jaque a 300 profesores de Religión en Córdoba

Estiman que podrían reducirse las horas efectivas de su materia

Mari Carmen Hurtado ABC

J. Gómez / R. Verdú

El Gobierno socialista de Pedro Sánchez ha aprobado ya el proyecto de ley que derogará la actual Ley Orgánica que regula la educación (Lomce). El documento que ha diseñado el Ministerio que dirige Isabel Celaá -que ha dado nombre a la reforma- tiene numerosas aristas y ha sido contestado desde amplios sectores. Una de sus repercusiones será la afección a las clases de Religión. En torno a 300 docentes están jaque con la norma. ABC recoge el testimonio de cuatro de ellos, que critican los aspectos más lesivos.

Entre las propuestas más criticadas está la supresión de la alternativa a Religión , que ahora se llama Valores Cívicos y Éticos y que viene a ser una «asignatura espejo». Al carecer de alternativa, los alumnos optarían por no apuntarse tampoco a Religión y así se ahorran una materia, según denuncian algunos profesores consultados. Sería una vía para eliminar de forma indirecta la asignatura.

La consecuencia directa para el profesorado sería la pérdida de horas y, a la larga, de puestos de trabajo. Unos 300 maestros podrían dejar de dar clases de Religión en la provincia de Córdoba, según algunas estimaciones. Los profesores de esta materia no tienen que pasar por unas oposiciones, como sí ocurre en otras clases, pero algunos de los profesionales consultados aseguran que «ojalá» hubiera que pasar por los exámenes oficiales para acceder a la plaza. Estos son los testimonios de algunos de ellos:

«Hay que aprovechar el potencial humano»

Mari Carmen Hurtado es profesora de religión en los CEIP Los Ángeles y Joaquín Tena , ambos en la barriada periférica de Alcolea. Lamenta que las nuevas decisiones gubernamentales «nos quieren relegar a la mínima expresión» a su colectivo, en lugar de «aprovechar el enorme potencial humano que están desaprovechando», porque detalla que no les dejan «ser tutores» o impartir «otras materias» en las aulas.

Respecto a la idea generalizada de que no ha superado una oposición para alcanzar el puesto, Hurtado es tremendamente contundente y clara. « Ojalá nos realizaran una oposición , los profesores de religión estaríamos encantados» de que la Administración «convoque unas oposiciones para la Especialidad de Religión igual que se hace con Inglés, Educación Física o Música». A su juicio, igual «que valoran sus conocimientos en el idioma o en los instrumentos, en nuestro caso tendría que haber un baremos sobre conocimientos religiosos».

«¿Quitar la religión a cambio de qué?»

Jesús Alberto Quirós ABC

Lo primero que le llama la atención al profesor de Religión Jesús Alberto Quirós respecto a la reforma educativa anunciada por la ministra Isabel Celaá es «el desconcierto total porque no sabemos si se aplicará ya para el curso que viene, porque las matrículas ya están hechas». Quirós da clases actualmente en Villaviciosa, Luque, Albendín y Valenzuela , lo que le obliga recorrer largas distancias por las que no recibe hasta la fecha compensación alguna. Además, sus horarios a veces son prácticamente incompatibles. «He tenido que salir de Luque a las 12 y a las 12.30 tenía que estar en Valenzuela, no me da tiempo», se lamenta.

Quirós tiene una amplia experiencia en la materia que imparte. Es profesor del Instituto Superior de Ciencias Religiosas Beata Victoria Díez de Madrid y de la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid -da clases a universitarios-, pero las circunstancias le impiden tomar más de las nueve horas semanales que actualmente da en colegios de la provincia Córdoba. Por su experiencia, asegura que «en ningún sitio he visto menos del 50 por ciento de alumnos que optaran por las clases de Religión », aunque varía mucho, sostiene, según la zona, que puede llegar hasta casi el 100 por cien del alumnado del centro.

También desde su experiencia relata que «a los alumnos les faltan asignaturas en las que puedan razonar sobre la moral , lo que está bien o mal, no tiene por qué ser sobre religión». La reforma planteada por Celaá «va a provocar un vacío» en el currículum de los alumnos. «¿Quitar la religión a cambio de qué?», se pregunta el profesor.

«Nuestros pasillos son las carreteras»

José Luis Álvarez ABC

José Luis Álvarez lleva 15 años como profesor de Religión, una labor que actualmente realiza en el colegio público Tiñosa de Priego de Córdoba . Se trata de un colegio rural en el que tiene que dar clases en diferentes aldeas de la Subbética. «Nuestros pasillos son las carreteras», explica, y eso que no recibe compensación económica alguna ni por el gasto de combustible ni por el tiempo de desplazamiento, como le ocurre a los demás profesores de Religión.

En su centro educativo hay en torno a 170 alumnos, y Álvarez asegura que no más de cinco estudiantes han optado por una asignatura diferente a la del Religión . Se trata de una opción voluntaria que deciden los padres de los alumnos, por lo que el profesor no entiende «tanta polémica con la asignatura de Religión, van a a machacarla cuando es voluntaria; el que quiera se apunta y el que no pues no . Esto es por ideología».

Álvarez vaticina que de seguir adelante la reforma, las clases de Religión se vaciarán al no existir una asignatura «espejo» : «Sin una alternativa como Valores Cívicos o Ética en Secundaria, entonces los alumnos no se apuntan porque es una asignatura que se quitan. No es que tengan que estudiar más o menos, es que se no se apuntan a las clases . Esto va a provocar que nos echen a los maestros, porque no habrá alumnos».

«Nos sentimos excluidos de otras materias»

Victoria Ortega ABC

Victoria Ortega es profesora de Religión en el Centro de Educación Secundaria Séneca. Su primera sensación es que se puede agudizar la situación que viven si entra en vigor la propuesta de la nueva norma educativa de la ministra Celaá. «Nos perjudica» que la Religión no pueda tener «una asignatura espejo» porque mientras unos alumnos se esfuerzan «con una asignatura más», otros «tienen una hora para dedicarle a estudiar o hacer las tareas» , por lo que ganan tiempo respecto a los primeros en estas materias para realizar fuera de las aulas. Ortega, en cualquier caso, lamenta profundamente que « los profesores de Religión nos sentimos totalmente excluidos de otras tareas que no sean las exclusivamente dar clases de nuestra materia». En este sentido, lamenta que «no podemos ser tutores ni dar clases lectivas a los alumnos de otras materias o participar del Plan de Igualdad, mientras el resto de compañeros sí».

De hecho, destaca que los demás profesores de otras materias «si no llegan a sus horas lectivas que deben realizar sólo con su materia, se le encomiendan otras funciones o materias », mientras que «a nosotros no», sino que les reducen esas horas, lo que produce el efecto de que cada vez puedan tener «menos horas y por tanto menos salario, porque todos los conceptos que recibimos son proporcionales a las horas que hagamos».

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