El dedo en el ojo
No eran muertos de progreso
La izquierda en la comisión municipal votó en contra de conmemorar el Bombardeo de Cabra
Cuando aún resuenan los ecos del aniversario de las explosiones que dejaron 109 muertos en Cabra hace 80 años , me dispongo a escribir esta columna desde la indignación.
Han de saber ustedes que ningún medio provincial se hizo eco la semana pasada del triste aniversario, si exceptuamos, claro está, el diario que tiene usted entre sus manos o en la pantalla de su ordenador. Fueron, sin embargo, diversos los medios de carácter nacional que dieron cuenta de la efemérides y que se prodigaron en entrevistas a la máxima autoridad histórica e investigadora del evento: don Antonio Arrabal Maíz . No solo eso. El interés por el aniversario traspasó nuestras fronteras y atravesó el océano atlántico para instalarse en la Argentina, donde la emisora de Mar del Plata tuvo a bien entrevistar al citado autor. Pero para la prensa cordobesa, ya ven, el asunto no revestía la menor importancia; aquí cada uno se retrata adornándose con la peor de las cochambres que decide elegir movido por la bilis. Cada vez con menos pudor las personas, organizadas políticamente o en torno a medios de información, empiezan a desnudarse y a mostrar sin recato alguno sus vergüenzas. El sectarismo insoportable, petulante y avieso ha reafirmado a cuantos anteponen su ponzoña ideológica a su pretendido humanismo y sensibilidad por el sufrimiento humano.
Como en Cabra no hubieron «muertos de progreso» en aquel infame bombardeo, no parece necesario recordar la memoria de aquellas sencillas gentes , como tampoco merecen homenaje en forma de actos que el ayuntamiento de Cabra pudiera organizar (como así, felizmente, ha hecho).
He tenido conocimiento de que la egabrense comisión municipal de la malhadada y hemipléjica memoria histórica, se retrató hace pocas semanas a la hora de determinar si 109 vecinos de Cabra asesinados vilmente merecían ser recordados o no . El solo hecho de tener que debatir una cuestión tan obvia ya nos habla del fracaso que experimentamos como sociedad y del descalabro del proyecto de personas que algunos pudieran albergar.
Llevados por la rigidez de sus marcos cognitivos —esos que consiguen anestesiar los sentimientos y la razón en beneficio de la bilis y la rabia— los miembros socialistas egabrenses de dicha comisión se abstuvieron en la votación que decidía la conmemoración del aniversario del Bombardeo de Cabra y del exterminio de sus propios paisanos. Adujeron que las víctimas producidas por el bando republicano ya habían sido suficientemente homenajeadas durante todos estos años y que ahora se trataba de rehabilitar a la otra parte. Es el maniqueísmo inaceptable con el que la izquierda se mueve en sus torcidas y malévolas coordenadas.
Los miembros de izquierdas de la mesa anteponían su putrefacta ideología al dolor que debiera producirles la muerte de 109 paisanos que no entendían de estas cosas; eran simples gentes, humildes, trabajadores, honestos... cuya aniquilación debiera conmover a cualquiera . A cualquiera menos a quien deja contaminar su alma con viejas historias de revanchas, de buenos y malos y de venganzas diferidas. Permítanme que les llame canallas .
Y no queda ahí la cosa, porque una fosa común en el cementerio de Cabra conteniendo los cuerpos de varias decenas de asesinados no puede ser excavada para devolver a esos cuerpos un nombre: la infecta ley de memoria histórica no lo permite . Y así lo hicieron valer los socialistas egabrenses en la referida comisión. Hay que decir que la elegancia y la nobleza de los familiares de los aniquilados , esa que les falta a estos comisionados, tampoco han reclamado exhumación alguna porque, entienden, hay que pasar página.
Entérense: murieron personas, solamente personas. Recapaciten o váyanse al infierno.