INVESTIGACIÓN

Nieto Cumplido, cuando la Mezquita-Catedral cabe en una voz

El gran conocedor de la historia del monumento deja el puesto de archivero tras más de cuarenta años

Manuel Nieto Cumplido, con un códice en el archivo de la Catedral VALERIO MERINO

LUIS MIRANDA

Le gustaba muchas veces salir a medianoche , en el momento en que apenas se oían sus pasos discretos y ligeros y el crujir de las vigas con más de mil años de vida entre arcos dovelados y capiteles bizantinos. Ahora la noticia sorprenderá a muchos, que lo pensaban indivisible de las profundidades, físicas e históricas, de la vieja Mezquita , pero no será más que una anécdota: la imagen que venga al pensar en Manuel Nieto Cumplido será la del hombre menudo y de apariencia frágil que compendia todo el saber antiguo y presente de uno de los edificios más fascinantes de la historia de la Humanidad . ¿Don Manuel, es verdad que ya no es el archivero de la Catedral? «Pues sí, gracias a Dios », es la respuesta que sorprende a quien pregunta, pues sabe de buena tinta que con su labor en el archivo ha sido tan laboriosa como llevadera por el amor que profesa a la mirada a los documentos antiguos y a la comprensión del pasado y de la historia por la mirada. Con casi 81 años, deja el puesto que ha tenido durante más de cuatro décadas pero seguirá con su pasión de hablar de historia y de la Mezquita-Catedral.

En realidad esta pasión se plasmó por primera vez en la Sierra de Córdoba, durante la etapa de Manuel Nieto Cumplido en Peñarroya-Pueblonuevo . Pero lo cierto es que ya tenía el virus en la sangre: lo había recibido en Palma del Río , donde nació en 1935. Allí el capellán del hospital de San Sebastián, José Rodríguez, le aficionó a la historia, y el párroco de la Asunción, Carlos Sánchez Centeno, también canónigo de la Catedral, que le inició en la archivística. Una de las tareas del sacerdote era y es la organización del archivo de la parroquia , mucho más que burocracia ya que por él pasan bautismos, bodas y defunciones , o dicho de otra forma la vida de las personas. Era 1968. Pronto terminó con el de su parroquia y siguió con los demás. «Trabajé con toda la comarca que hoy se llama del Guadiato, y también El Viso e Hinojosa del Duque», recuerda cuando habla para ABC de esta etapa.

Oposiciones a archivero

Poco después llegó a Córdoba capital como p rofesor del seminario San Pelagio y sus dotes para el trabajo en los archivos no pasaron desapercibidos para el entonces obispo, monseñor Cirarda, que en 1972 trasladó al entonces titular del archivo de la Catedral, Salvador Pizarro, y convocó oposiciones . «Eran los tiempos en que se hacían oposiciones, y yo hice oposiciones a mi puesto y las gané». Era 1972 y el comienzo de un trabajo tan apasionante como difícil. La mies era mucha en el archivo de la Catedral, pero el obrero se puso la divisa de un cardenal que tuvo su mismo trabajo: « I cataloghi prima di tutto ». Por sus manos han pasado más de 57.786 documentos , ahora ordenados, catalogados y conservados como merecen.

Precisamente uno de sus últimos libros recoge una « Memoria archivística de la Catedral de Córdoba (1614-2015)» , donde se recogen todas las actuaciones, comenzando por la del Abad de Rute a principios del siglo XVII y siguiendo por todos los avatares, como la incautación de 1869. Pero ¿qué mente inquieta podía dejar de obsesionarse con la historia de un templo que conservaba las huellas de una basílica bizantina, que fue Mezquita y que más tarde se convirtió en Catedral respetando la mayor parte de lo que habían construido los musulmanes? Así lo cuenta él: «Más de cuarenta años entrando todos los días en el edificio dejan huella». Así que empezó por adquirir todos los libros que pudo sobre el gran monumento de Córdoba y hoy día debe de tener casi los 2.000 que existen sobre él. Buena parte ya son suyos. ¿Cuántos? Nieto Cumplido ni siquiera sabe responder a todo aquello que ha analizado de la historia, del arte y de la construcción de la Mezquita-Catedral.

Su última obra abunda en el origen helenístico del estilo de la Mezquita

El más importante de todos estos libros fue « La Mezquita-Catedral de Córdoba» , la magna obra, lujosamente editada, que la Obra Social y Cultural de Cajasur publicó por primera vez en 1999 y que luego se recuperó unos años después. Para entonces podía pasar por el mayor conocedor del templo, lo que no era poco, y eso no pasaba por repetir lo que todo el mundo sabía, sino también por mirar en el envés de las cosas. Fruto de ello es el último, y por último se entiende el más reciente, de sus libros: «La Mezquita de Córdoba, joya bizantina» , en el que desarrolla una tesis que le había crecido en el pensamiento en los últimos años: la de que la inspiración del templo que construyeron los omeyas era helenística. La jubilación le ha relevado del trabajo diario, pero seguramente habrá que seguir buscándolo por el Arco de Bendiciones para que sea capaz de decir, de memoria y sin mirar, el dato sobre la Mezquita-Catedral que nadie más que él sabe a la primera.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación