Coronavirus Córdoba

Natalidad y Covid | Los partos bajan en Córdoba un 20% a los nueve meses del Estado de Alarma

El Reina Sofía ha atendido desde el estallido de la crisis sanitaria a 136 embarazadas con Covid

Una profesional sanitaria del Reina Sofía lleva a un recién nacido ABC

Rafael A. Aguilar

He aquí un bulo más sobre el coronavirus y sobre el confinamiento : como las parejas no podían salir de casa se dieron al cultivo enfebrecido y sin medida de la coyunda , por lo que el Covid-19 va a alumbrar, o está alumbrando ya, a una nutridísima generación que pasará a la historia como el fruto del ‘baby boom’ de la pandemia. Falso . Es falso. Es una ‘fake new’ . Lo afirma con rotundidad Ana Ortiz , la jefa de servicio de la Unidad de Gestión Clínica (UGC) de Obstetricia y Ginecología del Hospital Reina Sofía de Córdoba: «Una cosa es tener más sexo y otra decidirse a traer un hijo al mundo. Los datos de los que disponemos dicen que la natalidad va a caer más de lo que ya estaba cayendo », indica la especialista.

Cifras concluyentes

Las cifras de nacimientos en el complejo sanitario cordobés resultan concluyentes: este pasado enero atendió 188 partos , cuando en el mismo mes de 2020 registró 234 , por lo que descenso ha sido de casi el 20 por ciento . La doctora apunta a la actividad de su departamento en los primeros 31 días del año en curso como la clave para entender la tendencia que viene . «Los primeros bebés concebidos durante el [primer] Estado de Alarma están naciendo ahora : lo han hecho en enero», apunta. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, declaró las primeras medidas excepcionales el 14 de marzo de 2020 y abril fue, por tanto, el primer mes completo con confinamiento. De abril a enero hay diez meses, y bajan a nueve dependiendo de la fecha en la que se produjese la fecundación.

«La pandemia va a disminuir el número de partos , lo tenemos claro, porque una pareja no planifica igual ampliar la familia en circunstancias normales que cuando hay tanta incertidumbre como con el coronavirus, tantos trabajadores que están en expedientes de regulación de empleo y tantas personas con problemas en su vida diaria o trastornos mentales», insiste la jefa de la UGC de Obstetricia y Ginecología , que expone a continuación los datos de nacimientos de todo el ejercicio 2020. «El pasado año atendimos 2.623 partos y cesáreas, cuando en 2019 fueron 2.847; la caída ha sido del 7 por ciento», informa la profesional del complejo sanitario.

El retroceso en el volumen de alumbramientos no ha significado que 2020 haya sido más tranquilo para la unidad bajo el mando de la doctora Ortiz . Antes al contrario, ha experimentado un acusado estrés adicional a cuenta del coronavirus , como ha ocurrido en todo el músculo asistencial de la Junta de Andalucía. «La atención a pacientes Covid durante el parto ha supuesto un sobreesfuerzo y lo sigue suponiendo . La atención al parto es cercana por definición y hay que extremar las medidas de protección, los controles», enfatiza la médico. Desde que estalló la pandemia , el Reina Sofía de Córdoba ha tratado a 136 mujeres embarazadas contagiadas por el Covid , de las cuales 41 seguían teniendo la enfermedad cuando dieron a luz : una de ellas trajo a criatura al mundo en la primera ola, 30 en la segunda y 10 en la tercera.

Doctora Ana Ortiz: «Una cosa es tener más sexo por el confinamiento y otra planificar tener un hijo con esta incertidumbre. Los partos seguirán bajando»

Rocío Hiedra es una de ellas. Su hijo Martín -el segundo tras una niña que tiene ya tres años y medio- abrió los ojos al mundo este 1 de febrero. Tanto ella como su marido llevaban días en aislamiento domiciliario por haber dado positivo en la enfermedad, que introdujo en la familia la madre de Rocío. «Mi marido estaba mejor, pero yo sí que sufrí vómitos , fiebre, me encontraba mal. Todo pasaba en el peor momento », relata esta trabajadora social cuya pareja es Luis Manuel Fernández, profesor de Robótica de la Universidad de Córdoba (UCO).

En la madrugada del primer día de enero , sobre las cuatro, Rocío empezó a sentir las primeras advertencias de que el parto se aproximaba y puso sobre aviso a su marido. El desplazamiento al hospital planteaba un problema: él no podía salir de casa porque estaba en cuarentena y la posibilidad de llamar a un taxi suponía comprometer la salud del conductor. «Llamamos al 061. Un vehículo no medicalizado, que no era necesario puesto que mi mujer se encontraba bien, la recogió en la puerta de nuestra casa. La despedí desde el portal. Me quedé a la espera de noticias», relata él.

Ausente en el parto

Luis no pudo estar en el parto , como sí hizo en el de su primera hija, y su ausencia la cubrió su suegra, que para ese día ya había negativizado el coronavirus. Rocío , de 40 años, recuerda el momento vívidamente, sin traumas . «La diferencia con el primero fue abismal... Sobre todo por el miedo que pasé, que fue mucho . Por fortuna el niño nació sano: le hicieron una PCR al nacer y estaba limpio. No hizo falta cesárea. Cuando recuerdo a las matronas me emociono . Siempre les estaré agradecida . Lo dieron todo conmigo. Las recuerdo con sus trajes de protección, siempre conmigo. Estuvieron hasta siete a la vez atendiéndome en la habitación, sin importarles el riesgo. Gracias. Gracias. Gracias », narra esta cordobesa con domicilio en el centro de la ciudad.

A Rocío , siempre con mascarilla, le pusieron la cuna de su bebé a dos metros . Ella lo miraba y lo escuchaba . Todo iba bien . Hasta que la cosa se torció. No para el retoño, sino para ella. El personal sanitario le diagnosticó una neumonía y la tuvieron que ingresar en un ala del hospital distinta a la de la maternidad. No hubo más remedio que separarse: su madre se llevó al recién nacido a la casa de su hija , donde esperaba Luis y su hermana pequeña. Ella estuvo una semana ingresada hasta que se recuperó de la afección respiratoria.

Elena Delgado:«Tuve que llevar mascarilla todo el parto, pero no me incomodó. El personal me atendió con normalidad y estoy agradecida»

Martín sembró la alegría en su hogar . Su padre y su abuela, que se quedó a dormir hasta que su hija regresó, cogieron práctica, por ejemplo, en alimentarlo sin que la criatura se acostumbrara a la tetilla del biberón , pues su madre tenía la firme intención de darle el pecho en cuanto las circunstancias se lo permitiesen. «Le dábamos la leche con una cánula, metiéndole antes el dedo en la boca con mucho cuidado y con todas las precauciones higiénicas, naturalmente», apostilla el profesor de la Universidad de Córdoba. Rocío se ha recuperado y el coronavirus es ya parte de su vida pasada : eso se dice cuando amamanta a su niño Martín.

Rocío dio a luz a Martín el 1 de febrero: ella y su marido, al fondo, tenían Covid entonces R. C.

Alberto López ve cómo Alicia , su novia, alimenta a su primogénito y asegura que le dan ganas de llorar . «De emoción », aclara. Ellos, Alberto y Alicia, se conocieron en una fiesta de Fin de Año que organizó un amigo común el 31 de diciembre de 2019. «Yo acababa de separarme, o estaba en ello, con un pie dentro de casa y con otro fuera, pero con la mente ya en una vida nueva. Y entonces llegó ella», comenta el hombre, un ingeniero de caminos de 49 años que se dedica, las cosas de la vida, a auditar cuentas de grandes empresas. « Alicia y yo nos dijimos que 2020 iba a ser nuestro año . Fue un flechazo . De puretas, pero un flechazo. A comienzos de febrero estábamos ya viviendo juntos, en el piso pequeñito que tiene ella en Santa Rosa, y donde seguimos. Lo nuestro ha sido siempre rápido : el enamoramiento, la vida en común... y el hijo», añade. Ella se quedó en estado poco antes de que acabase marzo . «Sí, ya estábamos confinados . Pero Iván , nuestro hijo, no es fruto del aburrimiento por no poder salir a la calle o por no saber qué hacer, sino del amor », bromea el auditor, que pudo estar en el parto.

Confirmación por PCR

Alicia , informática en una institución pública y que llevaba de baja desde tres meses antes de dar a luz por recomendación de su ginecólogo , rompió aguas mientras hacía un guiso en su cocina. « Cogimos el coche y nos plantamos en el hospital », señala el padre de Iván en referencia a un centro sanitario privado de la capital. «Me hicieron una PCR para confirmar que no estaba contagiado y me pasaron al paritorio . Era el 4 de diciembre. He escrito cada detalle de aquellos momentos para no olvidarlos», reflexiona el ingeniero.

Rocío Hiedra: «Me separaron de mi bebé a los dos días de tenerlo porque desarrollé una neumonía. Mi marido también se contagió. Todos estamos ya recuperados»

Lo que recuerda es que cuando el niño salió del vientre de su madre apenas lloró , que se lo pusieron a ella en el pecho y que lo besó, que a una matrona se le escapó una lágrima que empañó su pantalla protectora y que se tuvo que apartar para limpiársela, que él quiso darle un achuchón al retoño pero que una auxiliar se lo impidió , que le hizo diez, cincuenta, cien fotos a su vástago a los dos metros de distancia a los que le obligaron a que se mantuvieran del bebé. Recuerda Alberto que el día en el que nació Iván le cambió la vida y que reconoció la alegría en medio del sufrimiento que era desde hacía meses la moneda de cambio en las relaciones humanas.

Algo parecido le sucedió a Elena , una mujer de Puente Genil que trajo al mundo a Mateo el 13 de febrero en el Hospital Reina Sofía, un niño que pesó 3,6 kilos tal y como marcó una máquina después de un parto inducido y sin problemas nueve meses después de ser concebido, justo cuando el mundo que se adentraba en el abismo necesitaba con urgencia la promesa de su sonrisa primera .

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