CRÓNICA NEGRA DE CÓRDOBA

La muerte a puñaladas en Córdoba de «La Rubia»

En 1905, Rafael Poyato asesinó a la que había sido su pareja en venganza por haberse casado mientra él cumplía condena

Calle Isaac Peral, donde tuvo lugar el fatídico crimen R.S.

D.D.

Algunos rincones de Córdoba han sido testigos de horrendos crímenes que, con el paso de los años, han quedado relegados al olvido. Para restacarlos de este funesto destino que impone el paso del tiempo, el exmagistrado de la Audiencia Provincial de Córdoba Antonio Puebla Povedano y el comandante de artillería del a reserva José Cruz Conde Gutiérrez los han recogido en el libro «Crónica negra de la historia de Córdoba. Antología del crimen» .

Una de las historias recuperada en la citada obra es la que se recuerda como la muerte de «La Rubia» , que tuvo lugar el 2 de septiembre de 1905 en una casa de la calle Isaac Peral de Córdoba , próxima de la oficinas que todavía subsisten del Monte de Piedad.

La víctima se llamana Josefa Aguilera , conocida como «La Rubia». Había mantenido una relación con Rafael Poyato Gavilán , apodado «El Bizco», que conocía de sobra la cárcel. De hecho, fue la prisión la que rompió el idilio entre los dos. Por ello, Josefa buscó el amparo y el amor en el piconero Antonio Martínez, con el que acabó casándose.

Cuando Poyato se enteró, juró venganza y tan pronto salió del centro penitenciario, el 17 de agosto de 1905, fue en busca de La Rubia. Dio con ella el 1 de septiembre en La Ribera , donde le recriminó lo que había hecho. La intervención de un guardia municipal impidió que la discusión acabara como El Bizco pretendía.

Pero al día siguiente, sobre las once de la mañana, Josefa regresaba del mercado en compañía de su amiga Matilde Enríquez González, encontrádose con Poyato a la altura del Realejo . Amenazó a su expareja con matarla y Josefa, aterrorizada, salió huyendo. Se refugió en el portal de l a casa número 2 de Isaac Peral , donde quiso encerrarse, pero no lo consiguió. Poyato la alcanzó, provisto de una faca envainada de grandes dimensiones.

«La mujer quiso arrebatarle el arma, pero solo pudo conseguir quedarse con la funda en la mano, momento en el que su despechado amante hundió el puñal en el cuello de Josefa, propinándole otra puñalada en la parte inferior de la mama izquierda, lo que hizo que la mujer cayese al suelo manando abundante sangre », relata el libro.

Pese a ser atendida, La Rubia falleció a los pocos instantes. Su asesino fue capturado y no opuso resistencia alguna . Es más, se comportó con gran serenidad y sangre fría.

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