POESÍA
En la muerte de Pablo García Baena: sus lugares de Córdoba en los que no cabía más belleza
El poeta fallecido acopió hace una década unos textos inéditos en «Córdoba», un libro editado por Almuzara y que traza una geografía sentimental del autor
«NO había más belleza en este mundo». El psiquiatra Carlos Castilla del Pino encabezó el primer tomo de sus memorias, «Pretérito imperfecto», con ese verso de Pablo García Baena, tal y como ha recordado estos días su viuda, Celia Fernández. La frase pertenece al poema «Córdoba», que fue también el título que la editorial Almuzara eligió en 2009 para una colección de piezas en prosa de la última voz de Cántico y que recogía una serie de textos, muchos de ellos inéditos, que el autor publicó el revistas como «Omeya» o «Caracola» y en periódicos como ABC. El libro es en verdad una mirada interior de Pablo García Baena hacia su pasado y hacia los lugares de su ciudad que lo marcaron. Algunos pasajes constituyen piezas esenciales en la memoria del poeta que ayer fue enterrado. Son los siguientes.
Los patios
García Baena le dedica a Federico García Lorca un capítulo breve con el título de «Poeta en Nueva York» y en él disecciona «Canción del jinete» y su «comienzo inolvidable», ese de «Córdoba, lejana y sola». Para el autor fallecido este domingo, «la escenografía del poema no puede ser ni más real ni más lorquiana y divaga con que «Federico tal vez se encontró con el bandido en la novela de Pío Baroja «La Feria de los discretos», que indudablemente conocería. «Con Lorca, poesía y vida ardieron en la misma llama para testimonio de la verdad que las nutría inseparables», dice para poner el punto final con que «el poeta, en toda su obra, sólo había vaticinado su propia muerte».
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