Muerte de Julio Anguita
Medio millar de personas se despiden de Anguita en Córdoba
El exalcalde ha sido enterrado esta tarde en el cemenerio de la Fuensanta en una ceremonia familiar
A las cinco de la tarde sonaron las campanas de San Pablo y se hizo el silencio en Capitulares. Medio millar de personas, cordobeses de a pie todos ellos, aguardaban para dar el último adiós a Julio Anguita, el Califa Rojo que murió el sábado. No había sitio para nadie más. No en estas condiciones en las que hay que guardar una prudente distancia de seguridad.
A las 17.08 salió el féretro con los restos mortales de Julio Anguita por la puerta de una Casa Consistorial que él mismo inauguró hace aghora 35 años. En ese preciso momento se abrió el cielo y cayó la lluvia, un agua fina, un «calabobos» que despertó el aroma de la tierra, aunque nadie pudiera notarlo por culpa de las mascarillas. No fue un segundo antes ni un segundo después, sino en el mismo instante en que el ataúd cruzaba la puerta. Los cronistas dirán que el cielo lloró . Otros, más pragmáticos y menos cursis, lo achacarán a la casualidad. Tal vez Federico hubiera escrito un poema. «El viento se llevó los algodones/ a las cinco de la tarde». Algo así.
La despedida de Julio Anguita ha sido con seguridad el primer acto multitudinario en España desde la declaración del estado de alarma. Unas 500 personas en el mismo sitio son muchas para las condiciones actuales de lucha y pocas para lo que la ciudad hubiera hecho en condiciones normales. Lo atestiga el libro de condolencias digital -¿habrá un invento más triste?-, que ya acumula 12.000 entradas en apenas unas horas.
Ha sido una c oncentración espontánea , sin convocatoria de ningún partido ni altavoces oficiales. Es más, los políticos, ausentes en la tarde del domingo, habían hecho un llamamiento para evitar precisamente eso, las multitudes . Pero Córdoba no se ha resistido a decir un último adiós a uno de sus políticos más queridos, si no el que más. Más de 20 minutos ha durado el aplauso de los cordobeses desde Capitulares hasta la Cruz del Rastro.
Se han visto algunas banderas republicanas, pero pocas; tal vez cuatro o cinco. También alguna del PCE. Cuando la comitiva fúnebre enfiló la calle Feria camino del camposanto de la Fuensanta se escuchó por primera vez «La Internacional», pero de forma tímida, no más de una docena de voces. Hoy en día casi todo el mundo conoce la música, muy pegadiza, pero pocos se saben la letra. «Agrupémonos todos» , dice el himno comunista, y no era el día para eso.
Julio Anguita ha sido enterrado en la tarde de hoy en el cementerio de la Fuensanta, en una ceremonia familiar.
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