José Luque - DESDE MI RINCÓN
Motines tributarios
El de plusvalías es un impuesto estatal y como tal el poder legislativo podía haberlo regulado mejor e incluso eliminarlo
Buscaba las razones del por qué la Justicia es una de las cenicientas de los Presupuestos del Estado, cuando una juiciosa voz me dijo que «la Justicia no da votos, da disgustos». Comprendí el porqué los políticos no dotan a la Justicia de los medios necesarios para que pueda funcionar mejor.
Está en boca de muchos la última sentencia del Tribunal Constitucional que deja en paños menores al poder legislativo y a quienes manejando e interpretando leyes poco claras, hacen caja abusando del contribuyente. Liquidar plusvalías cuando éstas no existen o existen en menor importe del que interesa al recaudador, en el mejor de los casos es un atropello a la Justicia y un despotismo de la administración. ¿No es eso lo que se dice de las entidades financieras por las cláusulas suelo? ¿No es esto algo semejante? Créame el lector que lo que han hecho los ayuntamientos manejando a su capricho una ley estatal es mucho más dañino. Las plusvalías que puedan darse cuando se transmite un bien urbano ya están gravadas en renta. Las administraciones estatal y municipal muerden confiscatoriamente ese posible incremento de valor, dañando gravemente la propiedad privada y vulnerando por ello la Constitución. Pero lo más penoso es cuando ese incremento no existe o existe por un importe que no les satisface. Entonces las administraciones retuercen la ley y se permiten el lujo de decir cual es el incremento, sin otra justificación que saciar su obsesión recaudatoria. Esa barbaridad es la que el Tribunal Constitucional descubre, dando un gran disgusto a los políticos que quedan como injustos e insaciables administradores.
Pero no olvidemos algo importante. El Impuesto sobre el Incremento de Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana (Plusvalía), es un impuesto estatal y como tal el poder legislativo podía haberlo regulado mejor e incluso eliminarlo. Y recordemos que el Gobierno actual tuvo mayoría parlamentaria en los últimos cinco años. Lo que indica que quienes ostentaban esa mayoría no hicieron bien su tarea ni pusieron los medios para evitar el despropósito que se estaba cometiendo por unos ayuntamientos ávidos por saquear los bolsillos de sus ciudadanos. Lo mismo que ocurre con este impuesto sucederá con los de Sucesiones y Patrimonio. Impuestos que más temprano que tarde tendrán un final parecido al de Plusvalía Municipal.
En reciente conversación con un buen amigo malagueño, Juan Luís Marín , nos preguntábamos si los políticos son conscientes de que los impuestos han originado no pocas revoluciones. Bastaría recordar que un impuesto sobre el té, forjó la llamada «Boston Tea Party» o « Motín del Té », dando inicio al movimiento anticolonialista americano de finales del siglo XVII. ¿Tardarán mucho en entender esto los políticos españoles...?