RUTE
Monumentos Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en un Belén de chocolate
La empresa Galleros Artesanos de Rute ha instalado en su obrador su monumental Nacimiento
Una peregrinación tan popular como el Camino de Santiago es el hilo conductor del Belén de chocolate que la empresa Galleros Artesanos de Rute (Córdoba) ha instalado en su obrador, que este año tiene como temática monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco .
El dulce recorrido comienza en la Iglesia de San Miguel y Santa María del Naranco ( Oviedo ), cuyas réplicas dan paso a un espectacular Belén de 1.500 kilos de chocolate y 56 metros cuadrados; Alcázar de Toledo, Teatro Romano de Mérida, Tajo de Ronda (candidato éste a ser Patrimonio de la Humanidad) y Casas Colgantes de Cuenca se van sucediendo para acabar en la parte más sorprendente, una imponente Catedral de Santiago de Compostela que es la que acoge el Nacimiento que da sentido a esta tradición.
Jorge Garrido forma parte de la tercera generación de maestros pasteleros de la empresa familiar Galleros Artesanos de Rute y es el artífice del principal atractivo de este municipio de la Subbética cordobesa, por el que en época navideña pasan más de 100.000 visitantes llegados de todos los puntos de España y cada vez más, turistas que visitan el país y no quieren perderse «el belén de chocolate más grande del mundo, que nosotros conozcamos».
En el montaje han participado cinco personas durante unos cuatro meses, instalando un improvisado obrador de chocolate en la sala donde se ubica el Belén, que está adaptada para controlar la temperatura pues «nuestros más de 40 grados en verano harían imposible su construcción».
Este año el montaje tiene doble dificultad pues además de la minuciosidad de los detalles de elementos decorativos propios de un Nacimiento tradicional, han tenido que « construir los monumentos reproduciéndolos a escala , con varias alturas para dar profundidad», cuenta con orgullo Garrido, ejemplo de la innovación que aporta el relevo generacional en una industria tradicional.
En declaraciones a Efe, Garrido explica que una vez acabada la campaña navideña, ya presenta «los bocetos para el próximo año» pues desde 2008 el Belén cuenta con una temática específica que acompaña a las tradicionales figuras que desde hace 17 años son de chocolate, sobre todo blanco, «porque es más fácil después añadir colorante que con el chocolate con leche que ya queda con un color más inalterable».
Galleros es una empresa pastelera fundada por el abuelo de Garrido, que dejó el negocio a sus tres hijos quienes, durante años, han tenido sus obradores independientes en el pueblo hasta que decidieron «unirse por Navidad» e impulsar la producción de productos propios de estas fechas; mantecados, polvorones, alfajor, hojaldradas o piononos tradicionales ruteños .
Productos frescos a los que este año se ha incorporado una línea de chocolate que en esta campaña se está probando en sus puntos de venta propios pero que a juzgar por su exquisito sabor, sobre todo una original tableta de chocolate con leche con galletas , y sus bombones con frutos secos refinados, el éxito está garantizado entre sus populares surtidos navideños.
«Conservamos las recetas de elaboración de mi abuelo » a pesar de que su producción se distribuye por todo el país a partir de sus dos fábricas, que en Navidad cuentan con hasta 130 empleados que cuidadosamente elaboran las distintas variedades de dulces, «empleando materias prima de calidad y siempre intentando que sean de industrias de cercanía» y con un envasado «como los mantecados de toda la vida».
¿Cuál es el secreto de que sea inconfundible el sabor de sus dulces? Garrido confiesa que la cuestión tiene hasta una leyenda: «siempre se nos ha dicho que mi abuelo aprendió en un barco viniendo de Cuba a utilizar manteca de cerdo en lugar de mantequilla en una receta que solo la conocemos la familia», además, «trabajamos la masa manualmente».
El éxito empresarial se complementa con la popularidad de su Belén , que llena la fábrica de escolares desde el mes de octubre, que visitan entre semana sus instalaciones, mientras que los fines de semana son las familias y los grupos organizados los que desfilan, impregnándose de ese aroma dulzón que envuelve sus instalaciones, de obligada visita para quienes quieran disfrutar de la Navidad cordobesa.