Agricultura

Montilla-Moriles mejora sus previsiones al vender solo un 12% menos en el año de la pandemia en Córdoba

El arranque de viñedos deja el marco en su mínimo histórico de superficie

Una vendimiadora en el marco Montilla-Moriles, en una imagen de archivo Valerio Merino

Pablo Cruz

La crisis sanitaria de la Covid-19 supuso el año pasado el cierre del canal horeca (hostelería, restauración y catering) y la suspensión de diversos eventos festivos, lo quesupuso un duro golpe para la Denominación de Origen Protegida (DOP) de Montilla- Moriles , aunque los datos finales indican que las bodegas y las cooperativas lograron superar el ejercicio de un modo más satisfactorio del esperado.

El secretario general del Consejo Regulador, Enrique Garrido , afirmó a ABC que «el año pasado no puede ser calificado como positivo para nosotros, pero sí es verdad que hemos parado el golpe de mejor manera que el resto del sector vitivinícola español».

Las previsiones de Montilla-Moriles cuando se decretó el estado de alarma en marzo era que las ventas de sus productos se redujeran en 2020 entre un 25 y un 35 por ciento . Sin embargo, según aseguró este directivo, la facturación final solo ha bajado un 12 por ciento gracias al buen comportamiento de la distribución alimentaria. «Tenemos muchas esperanzas en que este año se produzca la recuperación de nuestra zona una vez que la hostelería vuelva a tener una situación normalizada», recalcó Garrido.

Un aspecto especialmente negativo fue que el número de hectáreas continuó cayendo el pasado ejercicio, así como la cifra de agricultores que se dedican a la vid en el Sur de la provincia. Organizaciones agrarias como Asaja llevan tiempo señalando que los precios que perciben los viticultores son mucho menos atractivos que los de otros productos, como es el caso del aceite de oliva, además de que se trata de un cultivo que requiere más cuidados y atención que otros.

El Consejo Regulador acaba de publicar su informe de balance de 2020 , un documento que recoge un pormenorizado análisis de la situación del sector. Según este estudio, el número de hectáreas existentes el pasado año en los 16 municipios que forman parte del marco se quedó en las 4.782. Se trata de 32 menos que en 2019, lo que en términos relativos supone un leve descenso del 0,6 por ciento.

Estos dígitos son los más bajos en toda la serie histórica , al mismo tiempo que es la tercera vez que, de manera consecutiva, la superficie de viñedo en la zona de la DOP se queda por debajo de las 5.000 hectáreas . La tendencia en los últimos años ha estado marcada claramente por la pérdida de explotaciones de un cultivo con un gran arraigo histórico en Córdoba. En 2006 el marco estaba constituido por un total de 7.733 hectáreas, 2.951 más que en la actualidad. Esto supone que en un ciclo temporal de 13 años ha desaparecido más de un 38 por ciento del viñedo. La comparación es peor aún si se toma como referencia el momento más álgido de Montilla-Moriles a finales de los años 70 y principios de los 80 del pasado siglo cuando se rozaban las 20.000 hectáreas productoras de vino.

Este escenario ha venido acompañado de una reducción de los agricultores que apuestan por este cultivo . Las estadísticas oficiales indican que el año pasado había contabilizados un total de 1.775 productores dentro de la DOP. En relación a 2019 hay 41 menos (-2,2%) y con respecto a hace un lustro hay registrados 390 menos (-18%).

El informe ofrece datos de cada una de las localidades que se integran en la zona de protección. La población líder tanto en superficie como en el número de viticultores es Montilla , que en 2020 contaba con un área de 1.844 hectáreas y se contabilizaban 690 viticultores. Le siguen a cierta distancia Aguilar de la Frontera , con 787 hectáreas y 294 productores; Moriles , con 395 hectáreas y 116 recolectores; Montemayor, con 350 hectáreas y 208 agricultores; y Cabra , con 331 hectáreas y 69 empresarios agrarios.

Explicaciones

El presidente de la Sectorial de la Viña de Asaja, Juan Manuel Centella , aludió a dos factores que explican la progresiva pérdida de explotaciones vitivinícolas. Por un lado, a su juicio, se encuentra la falta de rentabilidad del cultivo. «Llevamos muchos años con precios que no son lo suficientemente atractivos para que se frene la caída de superficie, lo que origina una situación que ya es insostenible porque tampoco hay perspectivas de que mejore la comercialización de nuestros vinos a corto plazo», aseveró el representante de la patronal agraria.

Desde su punto de vista, el otro aspecto que se encuentra detrás de la merma de vides es la falta de relevo generacional en las plantaciones, ya que «es un cultivo que requiere mucho trabajo y un gran esfuerzo diariamente frente a otros como es el caso del olivar que no precisan tanta atención y, además, son más rentables”. Centella abogó por «ser capaces de valorizar nuestro producto a fin de que se pague por él una cantidad adecuada».

En relación a la crisis sanitaria del Covid-19 , el dirigente agrario auguró el incremento de los excedentes antes del inicio de la próxima vendimia debido a la suspensión de eventos, como fue el caso el año pasado de la Cata del Vino Montilla-Moriles.

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