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El molino de Montemayor cierra y pone fin a una saga centenaria de productores de aceite de oliva
Creado en 1797, la familia Carmona pone el punto y final al no haber una siguiente generación que perpetúe el legado
En pleno casco urbano de Montemayor se conserva una almazara construida nada menos que en el año 1797 . Y, desde entonces, ha estado produciendo aceite de manera ininterrumpida hasta el pasado año 2020. Hay varios datos curiosos que hacen que este negocio no pueda pasar desapercibido.
Uno de ellos es que desde su origen ha estado gestionado por la familia Carmona , que se ha esmerado en pasar de padres a hijos desde que su fundador , Salvador Carmona , vio claro que la producción de aceite podía constituir un buen sustento para los suyos. Pocos negocios pueden contar con este récord y casi 225 años bajo el mismo apellido.
El otro de los méritos de este negocio, que en los últimos tiempos ha estado gestionado por varios hermanos pertenecientes a esta saga, es que se ha asentado en un edificio que conserva de manera total su estructura original tal y como estaba en el siglo XVIII .
En el interior de su vetusto armazón de piedra se han sucedido varias reformas para adaptarse a los nuevos tiempos y hacer más eficaz la producción, pero, eso sí, sin olvidar el cuidado por la calidad y el carácter familiar. De hecho, según cuenta Rafael Carmona, el negocio se ha mantenido sobre todo por apego a esta herencia recibida de varios siglos y no porque hiciera falta para la economía familiar.
En los últimos tiempos venían produciendo en torno a cien mil kilos de aceite que se distribuían todos embotellados con la marca Molino Montemayor. Había una clientela fiel distribuida por distintos puntos de España. En tiempos de su padre, eso sí, se llegaron a facturar hasta un millón de kilos .
Atravesar las puertas de este antiguo molino se sumergirse en el túnel del tiempo. Tiene una sola planta dividida en dos partes que separan una hilera de cinco arcos . Nada más entrar en la parte derecha pueden admirarse dos grandes arcos donde se ubicaban el antiguo moledero y la viga de madera que aún conserva la fecha de su construcción.
Incluso se conserva la imponente torre de contrapeso que servía para contrarresetar el empuje vertical de la palanca que constituía la prensa de viga. Todo se conserva de manera exquisita. Y es que las dos reformas realizadas en 1940 y 1994 para modernizar la producción nunca afectaron a la distribución del edificio. En la primera de ellas, llevada a cabo por Salvador Carmona, padre de los actuales propietarios, se llevó la electricidad que significó una gran apuesta de modernidad. Y precisamente las piedras que se colocaron para moler la aceituna en esta reforma se pueden admirar formando parte de una plaza de Montemayor.
Una indiscutible muestra de la calidad del aceite que siempre ha salido de esta almazara queda reconocida por el cuadro de grandes dimensiones que se conserva y en el que se constata el reconocimiento recibido en la Exposición de Barcelona del año 1888 .
Ahora, después de casi 225 años, la familia ha decidido echar el cierre. Y es que como dicen, tanto Rafael como Ángel Carmona, es mucho el esfuerzo que requiere seguir adelante sin que haya ningún nuevo heredero especialmente interesado en dar continuidad. Por eso consideran que es mejor terminar aquí.
Pero seguro que con la certeza del deber cumplido y con el orgullo de haber llevado muy lejos el nombre de Montemayor desde este antiguo molino, testigo invariable de más de dos siglos de historia campesina y aceitera.