URBANISMO
IU modificó el Plan del Casco para permitir lo que ahora bloquea en el Palacio Episcopal de Córdoba
Cambió la protección de la sede de la diócesis con el objetivo de reducir las cautelas sobre el patio de carruajes y autorizar un edificio de dos plantas
La Gerencia Municipal de Urbanismo tramitó y aprobó en 2011, con Izquierda Unida aún en el poder municipal, un cambio en la norma urbanística de la zona histórica de Córdoba (el Plan Especial de Protección del Casco Histórico) con el objetivo de permitir justo lo que ahora está intentando que no se apruebe: un cuerpo de nueva planta en el patio de carruajes con el objetivo de completar el programa expositivo del Museo Diocesano que la Iglesia quiere que sirva también como zona de atención a los visitantes de la Mezquita-Catedral. La modificación recibió la autorización definitiva, según la firma de la entonces secretaria general del Pleno, el 20 de enero de 2011, cuando el alcalde era Andrés Ocaña y el teniente de alcalde de Urbanismo, el actual coordinador de Infraestructuras, Francisco Tejada. Es la que está vigente a día de hoy.
Noticias relacionadas
En las negociaciones en marcha, la Gerencia de Urbanismo siempre ha optado por intentar rebatir el proyecto presentado por el Obispado de Córdoba asegurando que el uso del patio de carruajes es inadecuado, que lo mejor es mantener ese espacio libre o con la menor huella posible. Todas las críticas pueden leerse en un informe del servicio de Licencias que censura el impacto de crear una construcción acristalada en la crujía más cercana a la Mezquita, la de la calle Torrijos. Dicha edificación tiene un doble uso: es una forma de proteger los valiosos restos arqueológicos hallados (entre los que se encuentra la estructura del «sabat», el paso elevado para uso exclusivo del califa a la hora de sus oraciones) y de ampliar las funciones expositivas que se pueden llevar a cabo en el Palacio Episcopal.
La ficha, obsoleta
Urbanismo se cargó la planta alta de ese nuevo volumen en el proceso de negociación y ahora se niega a autorizar una escalera que una la futura zona con el resto del palacio al entender que no se justifica su desarrollo. El máximo responsable técnico de la Gerencia, Emilio García, explicó a los grupos políticos durante un consejo rector que parte del problema radicaba en que la ficha de protección del Palacio Episcopal estaba obsoleta. Pero eso no es exacto. De hecho, la ficha original del Plan del Casco (de 2001) fue reformada por Urbanismo en 2011 a propuesta de la Iglesia Católica en un expediente que dirigió el arquitecto Francisco Jurado Jiménez. Ese informe decía que, tal y como fue protegido el Palacio Episcopal en su día, se limitaban mucho las posibilidades de un edificio tan grande y que ha sido tan transformado a lo largo de su historia.
Se trata de algo que ha pasado con otros edificios y monumentos. Al dotarlos de un protección global no tenían en cuenta sus condiciones reales, por ejemplo, para realizar reformas o establecer nuevos servicios como ascensores. Así, el Plan del Casco estableció originariamente una protección uniforme para todo el Palacio Episcopal. Pero todas las partes del inmueble no tienen el mismo valor. Unas han sido restauradas y tienen una gran carga artística. En otros casos, se trata de partes semirruinosas que se habían dedicado a usos colaterales como la vivienda del guarda. La protección en el estado en el que estaba impedía, precisamente, recuperar las estructuras originales o ampliar los usos de relación que es lo que se pretendía. Eran una traba.
¿Qué propuso la Iglesia y aprobó Urbanismo, se insiste, en tiempos de IU? Pues modular la protección del edificio en función de su valor histórico y su realidad. Darle a cada parte del Palacio Episcopal un grado concreto. Por ejemplo, se ordenó la protección integral de la toda la zona noble como la escalera de Verdiguier, autor del Triunfo de San Rafael, o la capilla. Se decretó un grado menor de conservación para aquellos lugares del Palacio Episcopal donde existían estructuras superpuestas que permitiesen una intervención orientada a mejorar lo existente. En las zonas más ruinosas del inmueble, se permitió la reconstrucción de volúmenes dado que era impensable mantener lo existente. Para el patio más pequeño del edificio se proponía su conservación como zona catalogada pero una vez ejecutada la restauración.
Y llegamos al patio de Carruajes que es donde está la parte nuclear de la polémica. Esta zona del Palacio Episcopal es el gran solar rectangular que se encuentra lindando entre las calles Torrijos y Amador de los Ríos. Se usaba como aparcamiento (es donde se encuentra la grúa que lleva años afeando la imagen de Córdoba) y el plan del Obispado era el de restaurar las edificaciones mejorando las posibilidades del Museo Diocesano y estableciendo un equipamiento de apoyo a la Mezquita dada la gran afluencia de turistas. El expediente finalizado en 2011 estableció claramente las trazas concretas de lo que se podía y no se podía hacer.
En el patio de Carruajes se encuentran la mayor parte de los restos arqueológicos y donde está el conclicto
La ficha modificada delimita una huella en la parte Este del patio de Carruajes, una zona en la que sí se puede construir. Allí es donde se encuentran la mayor parte de los restos arqueológicos y es la zona donde Urbanismo e Iglesia están chocando. El informe que aprobó el Ayuntamiento explica que en esta parte hay que realizar investigaciones arqueológicas, que se han hecho, y es preciso «una intervención arquitectónica» que propone diversas finalidades como la mejora de la comunicación con el resto del Palacio Episcopal o la protección de esos restos. El informe dice claramente cómo hay que hacerlo: «Implantación con protección tipológica».
El Plan del Casco permite una serie de formas de edificación con reglas concretas. La protección tipológica es una de ellas. Consiste en edificios nuevos sometidos a las formas del entorno para que no desentonen. Sobre la altura, la ordenanza explica que hay que sujetarse a las exitentes en la zona. En este caso concreto, dos plantas u once metros. Ese era el anteproyecto del estudio Vázquez Teja que autorizó Cultura. Urbanismo obligó al Obispado a prescindir de la planta superior del nuevo edificio una vez que el asunto ya había pasado por la Comisión de Patrimonio. El proyecto se ha atascado ahora por una escalera que une el nuevo cuerpo con la planta superior del edificio del siglo XVI (y que se puede ver en la imagen de la página anterior en la zona izquierda del nuevo cuerpo). La disposición del mismo es calcada a lo que Urbanismo autorizó.