Espeleología
Mitos, enigmas y leyendas sobre la Sima de Cabra, el primer gran hito de espeleología en España
El pozo, situado junto al Picacho egabrense y citado por Cervantes en 'El Quijote', fue el destino final de esclavos y víctimas de asesinatos
En el término municipal de Cabra, a los pies del Picacho, se esconde uno de los tesores naturales de la provincia de Córdoba. Es la Sima de Cabra , una estrecha grieta que penetra en las profundidades de la tierra hasta alcanzar los 116 metros de profundidad.
No es un lugar accesible para cualquiera ni puede visitarse como otras que existen en la provincia. Su boca de entrada bien pudiera confundirse -y así ha ocurrido en algunas ocasiones desde que se tiene conocimiento de su existencia- con la entrada del infierno . Es una de las muchas historias, algunas reales y otras ficticias, que rodean a este pozo de la Sierra Subbética.
Ya los árabes conocían la existencia de la cueva en la Edad Media. De ella da cuenta el historiador al-Himyari en su obra 'El libro del jardín fragante' , escrita en algún momento entre el siglo XIII y XV pero con referencias de autores andalusíes muy anteriores como al-Bakri (siglo XI) o el viajero al-Idrisi (siglo XII).
La obra de al-Himyari es un diccionario que recoge gran parte del saber geográfico de la época . Ahí aparecen referencias a varias localidades cordobesas, como Obejo, Baena, Priego o Pedroche -entre otras muchas-. Casi todo lo que el geógrafo apunta sobre Cabra tiene que ver con la Sima. Indica que cerca «se encuentra la gruta conocida bajo el nombre de al-Arub . No se puede llegar al extremo de esta caverna, ni explorar su fondo. Es una de las puertas que dan acceso a los vientos ; se la llama también 'el pozo del viento'».
Al-Himyari narra la primera leyenda que se conoce sobre la Sima de Cabra. Un califa omeya, que el historiador no precisa, ordenó cegar la cueva con hierba y paja . El gobernador de Cabra cumplió la orden y se sentó al borde de la Sima a redactar su informe para el soberano. Entonces tembló la tierra , que se tragó todo lo que había servido para tapar la gruta; el cadí pudo escapar de milagro. Desde entonces, «jamás pudo alcanzarse el fondo de la caverna», dice al-Himyari en traducción de María Pilar Maestro González.
Más tarde, el historiador relata que la paja arrojada a la sima reapareció en varias fuentes de la localidad . Y aquel pozo fue el destino también de «cierto número de esclavos» que habían sido hechos prisioneros en una batalla.
Hay que avanzar varios siglos para encontrar otra referencia importante. Miguel de Cervantes cita la Sima de Cabra , ya con su nombre actual, en varias de sus obras, entre ellas 'El Quijote'. Y está confirmado también que allí se produjo en el mismo siglo, en 1683, el primer rescate espeleológico de un cadáver en toda la historia.
Fernando Muñoz Romero descendió al pozo para encontrar a la víctima de un asesino que intentó ocultar el cuerpo en las profundidades de la tierra. Bajó con unas cuerdas y encontró el cadáver, que salió a la luz en presencia de unas 300 personas de la villa.
Además, la Sima de Cabra tiene el honor del ser el lugar donde ocurrió la primera expedición espeleológica organizada en el país. Aquello ocurrió en 1841, a cargo de los investigadores Pedro de Torres y Nicolás Fernández, del Colegio de Humanidades de Cabra.
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