Religión

Miles de romeros llenan de fervor la dehesa en el traslado de la Virgen de Luna a Pozoblanco

La Patrona Perpétua llega a la localidad de los Pedroches para las fiestas patronales

Romeros acompañando a la Virgen de Luna en su regreso a Pozoblanco QUERCUS

J. López

Era la medianoche cuando se empezaron a escuchar en Pozoblanco los tambores que anunciaban la llamada a los cofrades , un sonido que solo tenía un camino, el que conduce al santuario de La Jara para cumplir con cada uno de los ritos que marca la romería de traída de la Virgen de Luna . La noche dejó paso a un espléndido día que provocó que muchos romeros hicieran el camino a primera hora de la mañana y evitar así las horas de calor. El camino se fue llenando de gente, unos haciendo el camino a pie, otros en carrozas, pero todos con un mismo destino.

Porque en su ermita esperaba una Virgen de Luna que presidió la eucaristía y que ya para entonces había presenciado las primeras descargas y, por tanto, el olor a pólvora era ya parte del ambiente. La eucaristía tuvo momentos emotivos protagonizados por aquellos hermanos que son reconocidos por sus años de servicio, por su incorporación o por su adiós.

Así, Francisco Navarro recibió la Medalla de Oro por sus 50 años formando parte de la historia de la cofradía, mientras que Antonio Blanco y César Moreno fueron reconocidos con la Medalla de Plata al llevar ya 25 de pertenencia a la cofradía. Rafael Habas y Joaquín Calero se sumaron como nuevos cofrades y José María Torrico y Vicente Castro dijeron adiós. Además, la cofradía reconoció los 25 años como cabo de retaguardia y cabo de filas a Rafael Moisés Sánchez y José Luis Torrico , respectivamente.

Cuando finalizó la eucaristía, la Virgen de Luna recibió el cariño de los pozoalbenses, de quienes viven en la localidad y de quienes no fallan a la cita a pesar de la distancia. Fue momento entonces de que se escuchara el replicar de la campana porque hubo que cumplir con el tirar de la soga y pasar un ratito en la ermita junto a la imagen de la patrona pozoalbense. Fuera, mientras tanto, el Coro Romero Voces de la Sierra amenizó una romería que a las tres de la tarde escuchó de nuevo la campana anunciando la salida de la Virgen y la vuelta a Pozoblanco.

Instantes antes de ese momento se dan cita las personas que quieren traer a la Virgen, aquellos que sobre sus hombros recaerá una labor que no siempre alcanza el valor que merece. Antonio Bajo es uno de los jóvenes que sumó su fe y sus ganas para arrimar el hombro y formar parte de una improvisada cuadrilla . Horas antes de ese momento, de comenzar un camino que acaba haciéndose largo, relata que «me siento orgullo de poder llevar a la patrona de Pozoblanco, estoy muy orgulloso».

Es su primera experiencia y está seguro de que «no lo voy a olvidar nunca, ha sido un año duro para mí porque me falta una persona desde hace unos meses y lo voy a hacer por esa persona». Acude puntual a la cita, a las dos y medida, y emprende un camino que le han contado que es «duro, muy duro», pero la ilusión y la devoción vuelven a imponerse.

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