PROVINCIA
Miles de personas acompañan a la Virgen de Araceli en su bajada del Santuario de Aras a Lucena
El riesgo de lluvia hizo que las andas fuesen recubiertas por un plástico por su aparecía el agua
A las tres de la tarde de este domingo, casi coincidiendo con la entrada en el templo franciscano de la Madre de Dios de Jesús Resucitado, la Semana Santa se daba la mano con un nuevo ciclo aracelitano, la advocación más importante del municipio.
Ayer se consumó un nuevo capítulo en esa historia de amor entre Lucena y su Patrona , escrita hace más de cuatro siglos y medio. La celebración de la multitudinaria Romería de Bajada de la Reina del Campo Andaluz , abría así un nuevo ciclo aracelitano que se prolongará hasta el mes de junio, con especial incidencia en los días 3 al 6 de mayo, cuando se celebrarán las Fiestas Aracelitanas.
Las actividades en el Real Santuario comenzaban a las once y media de la mañana con la celebración de la Misa de Romeros. Tras la jornada de convivencia en los alrededores del Santuario, a las tres se iniciaba la procesión de Bajada entre el disparo de salvas en honor.
Las andas de la Virgen fueron portadas por los santeros que mandó como manijero Antonio Nieto Villa, que, junto a fieles y devotos, la llevaron sobre sus hombros por la carretera de la Sierra de Aras en una jornada de incertidumbre meteorológica, que obligó a disponer la protección de trono e imagen con una cobertura de plástico transparente.
A las siete de la tarde, entre una finísima llovizna, María Santísima de Araceli era recibida en la Puerta de la Mina por la Corporación nunicipal, el clero y la corte aracelitana , que preside como aracelitana mayor, Elvira Cruces Vera, acompañada por Araceli Díaz Sánchez, Araceli María Egea Cuenca, Tania Frías Gutiérrez, Araceli María Lara García, Araceli López Guerrero y Araceli Montilla Parejo.
Era el momento del relevo, simbolizado en un ramo de flores y un montón de buenos deseos para el reinado que comienza. Instantes cargados de emoción y lágrimas en los ojos de quienes asumen el papel de representar a la mujer lucentina en estas fiestas y la corte saliente, encabezada por Araceli Ranchal Rodríguez, que lo cede tras disfrutar de la intensa experiencia durante un año.
Tras el recorrido por las calles de Lucena, entre fandangos de Lucena y cantos aracelitanos que expresaba la alegría por la vuelta de la Señora a Lucena, la Virgen llegaba pasadas las nueve de la noche a la entrada de la iglesia de San Mateo, donde fue recibida por el clero, interpretándose en su honor la Salve Solemne y el himno compuesto en 1948, año de la coronación canónica, por el maestro Aramburu, sobre letra del poeta y dramaturgo José María Pemán.
Allí, sobre su altar mayor, permanecerá María Santísima de Araceli hasta su regreso a su Santuario, para recibir diariamente la multitudinaria visita de los lucentinos y aracelitanos.