Cultura

Miguel Rasero reúne en Córdoba 40 años de bodegones desde la fuerza juvenil al equilibrio y suavidad del color

Nacido en Doña Mencía y residente en Barcelona, lleva a la sala Vimcorsa una exposición con miradas muy diversas al género

Miguel Rasero, delante bodegones de homenaje a Picasso y Braque Ángel Rodríguez
Luis Miranda

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Como muchos pintores, Miguel Rasero (Doña Mencía, 1955) trabaja a veces por temas que le interesan según las épocas. En su caso son siete años, pero hay asuntos que aparecen de forma recurrente, y uno de ellos es el bodegón , un clásico en la pintura.

Ahora este autor nacido en la Subbética pero con residencia en Barcelona hace su tercera exposición en Córdoba con una muestra en la que recoge los bodegones realizados en las últimas décadas y donde se ve la evolución. La sala Vimcorsa , que gestiona el Ayuntamiento de Córdoba , acoge esta muestra.

Al hablar de sus maestros, Miguel Rasero cita primero a Zurbarán, del que admira la luz y la austeridad, pero también a Cezanne y luego a los cubistas . Tres de los cuadros son homenajes a Gris, Picasso y Braque, cada uno con su lenguaje.

«Hay un inicio donde aparecen muy claras todas las influencias, pero después voy haciéndolo más personal », dice. En muchos sentidos, también en la técnica, porque al principio es todo pintura, pero después se introducen el papel y el collage.

Una de las obras de Miguel Rasero en la sala Vimcorsa de Córdoba Ángel Rodríguez

«La paleta del pintor es el papel, que sustituye a la pintura, y se va adecuando a los medios . Y en cada época hay una preocupación por una parte concreta del tema», afirma el autor en la inauguración de la cita.

El material reciclado tiene importancia, pero en principio también es una necesidad material, cuenta, de la época en que no siempre podía permitirse la compra de lienzos, «y ahí aparecía el papel de embalar y reciclado , que se fue convirtiendo en la materia básica».

Con eso juega el pintor, que a veces lo utiliza de soporte y otras veces se aplica sobre el lienzo o se retiñe, porque ninguno de los bodegones se parece demasiado a los demás. El bodegón, dice Miguel Rasero, «es muchas veces una excusa para un tratamiento pictórico de un tema».

Así se enfrenta al color, la forma y todo lo que le interesa de la pintura. Para Miguel Rasero, su pintura partió en principio de la fuerza de ser joven , «aunque hubiera algo más de ignorancia». Ahora hay más equilibrio en las composiciones, los colores son más dulces, dice mientras muestra un homenaje a Caravaggio.

«El color se ha 'mediterreanizado' , cuando al principio era más agresivo», relata Miguel Rasero mientras hablan de los elementos que se repiten y cómo le sirven para investigar sobre las formas y el espacio.

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