TRIBUNA LIBRE
Mezquita-Catedral de Córdoba: ¿Una segunda desamortización?
El profesor González Porras analiza lo que llama una «mala reposición» de aquella expoliación del patrimonio de la Iglesia
La polémica sobre la titularidad dominical de la Catedral de Córdoba está agotada. Todos sabemos de qué va la cosa y por eso no voy a entrar en argumentos ya expuestos y muy bien, de naturaleza histórica, civil, registral, procesal y constitucional. El célebre Informe de la Comisión de Expertos presidido por una personalidad como el profesor Mayor Zaragoza no ha dado ni un tiro en la diana.
¿Cómo se explica que un hombre con esas cualidades -Doctor en Farmacia y Catedrático de Química, ex ministro de Educación y Doctor Honoris Causa por varias Universidades- haya entrado sin más ni más en terrenos que le son tan ajenos? ¿Es que no solicitó dictamen jurídico en los aspectos civil, registral y constitucional? Malo si no lo solicitó, pero peor si se lo dieron, porque a la vista está que sus autores confunden el embarazo con la venta a plazos.
De la Catedral de Córdoba a la Seo de Zaragoza y lo que te rondaré, morena. Es lo que toca. Uno de nuestros más prestigiosos juristas, Tomás y Valiente, posiblemente el mejor conocedor del proceso de la desamortización de los bienes de la Iglesia Católica, ese auténtico expolio sin fundamentos económicos, sociales ni jurídicos, en una de sus mejores aportaciones al tema se preguntaba: «¿Tendremos una segunda desamortización?». Pues ya parece que ha llegado. Lo que ocurre es que los discípulos de Mendizábal tienen menos sal en la mollera.
Referencias Tomás y Valiente
Álvarez de Mendizábal fue un gaditano inteligente, de origen judío y de familia de clase media que, sin estudios universitarios, llegó a tener una sólida preparación en varios campos y uno de ellos en la economía. Es verdad que fue apasionado en extremo y por ello sectario en muchas ocasiones, aunque puede que guiado de buena voluntad y que empecinado en desamortizar el patrimonio de la Iglesia Católica no quiso hacer caso al prestigioso economista Flórez de Estrada. En este caso otro gallo nos habría cantado.
Pero sus actuales discípulos, incluso los más aventajados, están lejos de su talla intelectual y pretenden ahora llevar a cabo un nuevo saqueo de los bienes de la Iglesia Católica sin fundamento alguno, si bien han dicho que ellos no siguen a Mendizábal porque lo que quieren es remunicipalizar los inmuebles que, afirman, han pasado ilegalmente a manos de la Iglesia. Ignoro cuando estuvieron en manos de los municipios. Tendrán que probarlo ante el juez competente y eso es cabalmente lo que no hacen.
Y de aquel pillaje decimonónico el profesor Tomás y Valiente, nada sospechoso por cierto, dijo, entre otras cosas, que las actuaciones legislativas de las que se valieron eran metajurídicas en cada disposición normativa. ¡Vaya! Que no eran tales y que todas las leyes desamortizadoras estaban vacías de fundamento añadiendo, por si fuera poco, que aquel proceso se hizo mal, rematadamente mal. A los señores Jovellanos, Godoy, Madoz y Mendizábal solamente les guiaba el ánimo anticlerical, distraer al pueblo de los verdaderos problemas y usar la forma más cómoda de llenar las arcas, siempre vacías, del Estado español. Nada nuevo bajo el sol. Y algo parecido pero con mucho menos «fuste» aplican sus discípulos que ¡vete a saber si han leído a Mendizábal o al prestigioso socialista profesor Tomás y Valiente !
Estamos asistiendo a una demagógica y «mala reposición» de aquella expoliación del patrimonio de la Iglesia Católica, varias veces intentada en cuanto la izquierda radical llega al poder . No tienen argumentos y además se les ve el plumero a cien kilómetros (Andreotti habría dicho que les falta «finezza giuridica») y por eso lo que se ve desde lejos es que pretenden «la pasta»; se les han llenado los ojos con los millones de euros que ingresa el Cabildo y que gestionan con honradez, tino y escrúpulo. Y además lo dicen sin recato. Nosotros gestionamos y ellos que recen.
Lo demás les importa un pito y estaría por ver lo que harían con el dinero. Para ello intentan por todos los medios, siempre tramposos, hacer que la titularidad de la Catedral cambie de dueño. La hacemos un bien público y aquí paz y después gloria. ¿Recuerdan la anécdota que se cuenta de Churchill? Estaba en la Cámara de los Comunes y tuvo necesidad de ir al cuarto de baño. Al entrar estaba allí Clement Attlee, en aquel momento Primer Ministro. Churchill se quedó bien lejos de su adversario, que le dijo: «Winston, acércate que quiero hablarte de una cuestión importante». Le respondió: «No, porque en cuanto tenéis algo importante al alcance de la mano, lo nacionalizáis». Pues eso.
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