Rafael Ruiz - Apuntes al margen
Las mejores intenciones
Las imágenes de las montañas de basura generadas en el asentamiento de la antigua factoría de Montañas de basura en Calmante Vitaminado, servicios a cambio de portarse bien. La nueva postura municipal sobre los asentamientos chabolistas bien merece un debate a fondo
Calmante Vitaminado —por cierto, un edificio de Rafael de La-Hoz y Víctor Escribano, que aparece en las bases de datos del patrimonio industrial de Andalucía— ha vuelto a sacar a la luz el problema, muy grave, de los asentamientos chabolistas de la ciudad de Córdoba . El incendio generado en la antigua factoría permitió entrar en el campamento y revelar lo que sus moradores y los trabajadores sociales sabían. Que se habían generado unas condiciones de insalubridad tales que la zona era incompatible con una vida mínimamente digna.
La adquisición del edificio (más bien solar) por parte de La Caixa ha aliviado la situación al Ayuntamiento de Córdoba. Los responsables municipales han asegurado que tenían ya prevista una partida para una limpieza integral de la zona , tomada por los residuos que dejaban los propios moradores y producto de los vertidos irregulares que se realizan en el entorno. El fuego y una orden judicial trasladó el problema de ubicación porque este tipo de cosas, como la energía, ni se crean ni se destruyen. Solo se transforman, se trasladan. Ya hay varias naves abandonadas tomadas por personas sin hogar —menores incluidos— en el entorno en un tema, el de la pobreza, donde no existen varitas mágicas.
Hay que reconocer que la estrategia municipal al respecto ha cambiado en los últimos tiempos . Independientemente de la labor social —o en paralelo a ella—, el Consistorio siempre optó por levantar —un eufemismo de derribar— los asentamientos. La estrategia se puso en marcha hace muchos años, con IU en la Alcaldía, y consistía en no permitir que este tipo de núcleos tomaran consistencia . Se trataba de decisiones difíciles pero, se aseguraba entre los entonces responsables municipales, necesaria. Permitir el desarrollo de estos poblados implicaba el riesgo de que convirtieran su presencia en crónica. No hay que olvidar que de aquella época, una iniciativa que se ha mantenido por gobiernos posteriores, proviene la creación de una unidad específica de servicios sociales que ha recibido premios por su trabajo con una población, mayoritariamente, de nacionalidad rumana.
El nuevo gobierno municipal ha puesto en marcha otro enfoque. En este caso, apuesta por reconocer la existencia de estos focos chabolistas como una realidad . El gobierno municipal ha optado por una cierta dotación de servicios —fuentes de agua, contenedores de basura—, y de acceso a programas sociales, a cambio de los llamados contratos cívicos. El concejal Del Castillo ha explicado de forma gráfica que los asentamientos se encuentran ahí y que hay que «dignificar su existencia» . El cambio de postura municipal, incluso sobre las acciones que IU desarrolló en otros mandatos, altera la óptica. Aplica un régimen de tolerancia e incluso brinda determinados apoyos a cambio de determinadas herramientas. Paz por territorio.
Sorprende de la vida municipal que se debata sobre los fitosanitarios, el TTIP y todas esas mandangas pero no haya un debate franco, en el que se escuchen todas las sensibilidades, sobre un fenómeno que interesa más a los contribuyentes que algunas de las fruslerías en las que ocupan las horas nuestros representantes . El Ayuntamiento está singularmente muy solo en esta cuestión. El Estado, responsable de los asuntos de extranjería, se va a lavar las manos, mientras la Junta, titular real de los servicios sociales, silba y mira a la vía. El régimen de tolerancia emprendido puede tener posibilidades de éxito por la vía de una mayor integración aunque también presenta unas gigantescas, hercúleas, opciones de fracaso. De convertir en rutina lo que es, a todas luces, un problema. Con un peso relativo (los macropoblados chabolistas no forman parte del paisaje de esta ciudad hoy en día ), pero problema. Las imágenes de Calmante Vitaminado ponen en un brete, a las primeras de cambio, ese «laissez faire» municipal y demuestran que, en algunas ocasiones, las mejores intenciones no alumbran precisamente las ideas más realistas.