TURISMO
Medina Azahara, goteras en plena carrera hacia la Unesco
Un día como visitante en el monumento revela los flecos sueltos de su oferta turística, que van desde el transporte a las instalaciones del museo
![Dos papeleras recogen el agua que cae de las goteras del techo en el vestíbulo del museo](https://s2.abcstatics.com/media/andalucia/2017/02/19/s/goteras-medina-cordoba-k3QH--620x349@abc.jpg)
El conjunto arqueológico Medina Azahara pugna por ser distingido como Patrimonio de la Humanidad, y la publicidad derivada de la carrera por el nombramiento ocasionará, previsiblemente, un « efecto llamada » de turistas. Las 181.653 visitas que recibió el año pasado lo colocan como el cuarto monumento más visitado de la capital, con mucha distancia del tercero, el Alcázar de los Reyes Cristianos (476.181 visitas), y a años luz del primero, la Mezquita-Catedral , por donde sólo en 2016 pasaron 1,8 millones de personas.
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Pero, ¿ está Medina Azahara preparada para el turismo ? Su ubicación geográfica no juega a su favor. Tampoco lo ponen fácil los accesos que existen en la actualidad, ni las facilidades para el transporte que ponen las administraciones. La primera impresión que se lleva el turista que llega al centro de visitantes no es la mejor del mundo. Y cuando llega al yacimiento, si no le acompaña un guía, el esfuerzo mental que debe hacer para interpretar las ruinas es tal que puede quedar decepcionado. Son los principales escollos que tiene que superar la ciudad palatina en su nueva «fitna»: la de la hegemonía turística . Así es el día de un turista en Medina Azahara:
10.00 horas, Oficina de Turismo
Lo primero que debe hacer el turista que quiere visitar los vestigios de la gran ciudad de Abderramán III es averiguar cómo llegar hasta allí. Medina Azahara se encuentra a ocho kilómetros al oeste de Córdoba, a los pies de Sierra Morena y bastante alejada, por lo tanto, de los circuitos turísticos habituales. Si el visitante tiene coche, el problema está resuelto. Si no lo tiene, tiene varias opciones: coger el autobús del Veredón para bajarse en el cruce y caminar medio kilómetro jugándose la vida, recurrir a un taxi y jugarse los cuartos o recoger el guante que le tienden las administraciones públicas.
El Consorcio de Turismo de Córdoba pone un autobús que conecta la «ciudad efímera» con el resto de la civilización. Por un precio de nueve euros -cinco para niños y para residentes en Córdoba- el autobús te lleva y te trae hasta el centro de interpretación de visitantes. El ticket incluye además el servicio de autobús «lanzadera» que va y viene cada 20 minutos del yacimiento hasta el museo. Se puede comprar por internet o en las oficinas de turismo.
10.15 horas, salida en autobús
Hasta aquí, bien. El problema es que el autobús turístico que sale de la ciudad sólo hace dos viajes diarios de ida y vuelta . Uno sale de la glorieta de la Cruz Roja a las 10.15 horas y regresa a las 13.30. El segundo parte a las 11.00 horas y vuelve a Córdoba a las 14.15. Sin embargo, el museo está abierto entre semana hasta las 18.00. Si las plazas se agotan, el turista no motorizado puede olvidarse de visitar la Medina. En la página web del Consorcio se insiste en la puntualidad , «ya que la pérdida del bus de vuelta no da opción a otras alternativas de regreso».
10.35 horas, llegada al museo
El edificio que acoge el Centro de Recepción de Visitantes de Medina Azahara es un prodigio y de ello da fe el premio internacional de arquitectura concedido a sus arquitectos, Fuenasanta Nieto y Enrique Sobejano -los mismos que diseñaron el C3A-, que recibieron en 2010 el galardón Aga Khan . Sin embargo, desde su apertura presenta goteras que reciben a los visitantes en el vestíbulo, con manchas visibles en el techo y papeleras estratégicamente colocadas para recoger el agua. Se han realizado reparaciones puntuales, pero el agua sigue calando, de la misma forma en que esta primera impresión cala en la memoria del turista.
11.00 horas, proyección del audiovisual
Lo primero que se encuentra el visitante al acceder al museo, además de las mencionadas papeleras, es un auditorio donde se proyecta en bucle un documental de una media hora que explica y contextualiza la importancia que tuvo Medina Azahara y cómo se organizaba la ciudad. Sería una buena idea coger papel y boli para tomar apuntes, pues dentro de una hora, cuando suba al yacimiento, tendrá que recordar todo lo que ha escuchado.
11.30 horas, exposición permanente
Tras haber digerido la información visual en el «cine» del museo, se da paso a la laberíntica sala expositiva donde, a pesar de las flechas indicadoras, la frase que más se escucha es: «¿Por dónde se llega al resto de la exposición?». Una serie de carteles y montajes audiovisuales sumerge al visitante en el Al-Andalus del siglo X. Lo sumerge y lo ahoga, porque la información es tanta y tan compleja que sólo los alumnos aventajados salen de allí sabiendo quién era Yafar y quién Alhakén . Por suerte, en la tienda del museo, además de imanes y lápices serigrafiados, se puede comprar el catálogo de la exposición permanente para repasar la lección.
12.15 horas, subida al yacimiento
Para subir al yacimiento hay que hacer uso de la lanzadera , que pasa cada 20 minutos. Es un autobús como los de la flota de Aucorsa, y como no podía ser de otra manera, en días y horas «punta» le sucede lo mismo que al servicio especial de feria : se llena hasta los topes y a veces hay que esperar al siguiente. El paseo apenas dura cinco minutos. Una vez allí, se abre ante el visitante el impactante paisaje de la ciudad derruida.
Para los indoctos, comprender las ruinas es todo un reto. La cartelería que hay repartida por el yacimiento no es precisamente una tabla de salvación y se encuentra bastante deteriorada al encontrarse a la intemperie. Pese a haber interiorizado previamente las lecciones en el museo, para el turista es difícil imaginar la grandeza que un día tuvo la ciudad palatina y en ello los guías turíscos juegan un papel fundamental. Sin embargo, no todos recurren a sus servicios por adelantado. Tanto el propio Consorcio de Turismo como varias empresas y asociaciones del sector programan visitas guiadas por un precio que ronda los 20 euros por persona. Al contrario que sucede en otros enclaves turísticos, el conjunto arqueológico carece de audioguías , un servicio alternativo que podría contribuir a mejorar la visita para quien, una vez allí, se encuentre tan perdido como el Califato tras la guerra civil.
12.45 horas, buscando el Salón Rico
Si algo dejan claro tanto el audiovisual como la muestra es que la zona más noble y valiosa de la ciudad, esa con la que soñaban los reyes y los plebeyos de los países más lejanos y de la que se hablaba en los mercados de medio mundo, era el Salón Rico . Allí, el califa recibía a los embajadores para presumir de grandeza. Sin embargo, cuando el turista llega al yacimiento tras un brevísimo paseo en autobús se encuentra con que no puede acceder a la sala de las grandes pompas. Desde que cerró en 2008 para someterse a una restauración no ha vuelto a abrir. La falta de presupuesto y un problema jurídico mantienen parado el proyecto, y la Junta anunció hace un año que se buscaba una fórmula de inversión privada para terminarlo.
![Medina Azahara, goteras en plena carrera hacia la Unesco](https://s1.abcstatics.com/media/andalucia/2017/02/19/s/medina-zorro-cordoba-k3QH--510x286@abc.jpg)
Esta tremenda desilusión se le pasa al turista en cuanto encuentra una atracción que le hace sombra a cualquier vestigio omeya. Un zorro se pasea entre las ruinas sin corresponder en lo más mínimo el interés que los visitantes ponen en él. Alguien recuerda que estamos a los pies de Sierra Morena. «Lo raro sería que apareciera un rinoceronte».
13.00 horas, de vuelta al museo
Los turistas podrían pasar horas imaginando las vidas de las gentes sobre las que gobernó Abderramán o haciendo fotos al zorro de Medina Azahara, pero hay que regresar pronto para no perder el bus . De vuelta en el centro de visitantes, para hacer tiempo hasta su salida, pueden visitar la tienda -que además de suvenirs tiene una librería especializada en el yacimiento y en historia del Al-Ándalus- o tomar un refrigerio en la cafetería , que abrió sus puertas a finales de 2014 después de pasar tres años cerrada por el desestimiento de la anterior empresa adjudicataria, que no quiso continuar gestionando el servicio. Ahora, el servicio ofrece desayunos, bocadillos y menús a los precios comerciales habituales.
Otra opción es dar un paseo por los pasillos de las instalaciones y curiosear desde el otro lado de la cristalera las zonas de acceso restringido , donde se almacenan las reservas de materiales que se están analizando o restaurando por parte de los expertos. Cajas y cajas con piezas listas para armarse como un puzzle, armarios que se prevén repletos de vestigios hallados en los terrenos de la antigua Medina Azahara y que algún día, si las inversiones públicas lo hacen posible, podrán regresar al lugar que les perteneció.
13.30 horas, regreso a Córdoba
Antes de coger el bus, al turista le ha dado tiempo a ver el audiovisual, a visitar la exposición, a subir y bajar del yacimiento, a tomar una caña en la cafetería y comprar un imán en la tienda y a verificar cómo va la colocación de las piezas de ataurique desde detrás de la cristelera. Sin prisa pero sin pausa y ni sobra ni falta tiempo. Al menos, por ahora. De cara a recibir el título de la Unesco, Medina Azahara prevé ampliar su zona visitable, reabrir por fin el Salón Rico e incluso iluminar el yacimiento por la noche para programar visitas nocturnas. Entonces a los turistas ya no les valdrá con dos autobuses al día.