El Medievo, al otro lado del río

El halconero y los saltimbanquis han invadido el otro lado del río para inaugurar este viernes el Mercado Medieval de Córdoba que permanecerá abierto hasta el próximo domingo. Bajo las banderolas e i nsignias, artesanos, tenderos, taberneros, herreros, alfareros e hilanderas se han situado a la sombra de la torre de La Calahorra este fin de semana. Más de 150 puestos tematizados en la Edad Media pretenden reunir a 250.000 personas , por tercer año consecutivo en la Ribera, de puente a puente.

La delegada de Fomento del Desarrollo Económico, Promoción de la Ciudad, Carmen González , ha animado este viernes durante la inauguración del mercado a todos los cordobeses a acercarse al Mercado Medieval, que tiene «coste cero» para el Ayuntamiento. Eso sí, el evento cuenta con un P lan Especial de Tráfico de acceso a la zona y de seguridad.

Después de su traslado desde La Corredera por motivos de seguridad, donde se inauguró en 2001 , este mercado vuelve a sus orígenes medievales dejando atrás la época del Imperio Romano . Organizado por la empresa Cordoinuc , este año, como novedad, el mercado retoma el ambiente medieval para ser más coherentes con el contenido y el nombre del evento que en los dos últimos años había sido romano pero con contenido también medieval .

La razón para este cambio de temática es básicamente económica, la ha justificado González, porque el coste para el Ayuntamiento es cero y a las empresas que se dedican a la escenificación de los mercados de los siglos X y XI y XII que son más abundantes y tienen mejores precios que las que están focalizadas en los romanos.

Asimismo, este año no contará con la presencia de los tradicionales burros aunque sí cetrería, cuyos espectáculos se celebrarán diariamente . Desde la organización, aseguran que estos animales que son especies protegidas cuentan con toda la documentación en regla necesaria para su participación en es este tipo de actuaciones.

Lo que sí no faltará a lo largo de este fin de semana serán teatro, música árabe, o cuentacuentos como «Oveux magicum».