Francisco Poyato - Pretérito imperfecto
Un máster en oposiciones
Al PSOE de Córdoba le saltan las llamaradas en pleno núcleo de poder
El Palacio de la Merced, la sede de la Diputación de Córdoba , tiene esa pátina lampedusiana de que algo parece cambiar para que todo siga igual. La atmósfera de impunidad en el trapicheo acumula trienios como el más capaz de los funcionarios, como el más rancio de los bedeles con carné, como la más liviana de las subvenciones o como el más talentoso de los conspicuos peones que la habitan. Siempre hemos defendido que en esta sede institucional, con iglesia que evoca a la patrona de Prisiones, ocurren más cosas de lo que parece . Y no porque fuera en tiempos morada por Cristóbal Colón para convencer en Córdoba a Isabel la Católica de las ínfulas del Nuevo Continente y su financiación a fondo perdido. Sino porque es tan grande que cabe lo oficial, lo extraoficial, lo ilegal y lo grotesco..., y aún sobra espacio para alguna feria comercial. Aunque parezca una administración inútil y muy costosa, que se ciñe a ejercer de intermediaria bajo comisión de los pueblos pequeños, da mucho juego para cuestiones ajenas a sus cometidos, o para cometidos que no le son ajenos a quienes la gobiernan, que es otra cuestión bien distinta. Siempre señalada como el «contrapoder» del Ayuntamiento de Córdoba, como la corte donde plasmar el poder orgánico con chequera pública o como una simple agencia de colocación y rueda de favores. Como les digo, una institución útil.
El juez Rodríguez Lainz , que pasó a sus memorias por ser el instructor del trágico caso Bretón , ha levantado las alfombras palaciegas de la Merced a cuenta del presunto amaño de unas oposiciones para 54 plazas de bombero-conductor del Consorcio Provincial de Extinción de Incendios . Imputa a más de veinte personas, de momento, por la supuesta comisión de tres delitos: prevaricación administrativa, tráfico de influencias y revelación de secreto con perjuicio a terceros. Se ciñe en pruebas testificales y no testificales y sigue investigando. Lo que su señoría refleja en un auto que sin haber sido leído en profundidad por algunos ya ha sido vilipendiado, es que hubo un acuerdo entre políticos, sindicalistas, técnicos y bomberos interinos de la Diputación para hacer funcionarios a 54 de estos efectivos provisionales de salvamento. Colarlos por la gatera de apariencia pura y de modo organizado. Con unas pruebas paripé a las que concurrieron 1.800 personas de toda España, confeccionando el temario «ad hoc», filtrando las preguntas y respuestas de manera concienzuda y chapucera, estableciendo incluso códigos -tocarse la oreja, aunque acabaran tocando otras partes menos nobles- para subvertir la discrecionalidad de unos ejercicios cuya cadena de custodia fue burdamente vulnerada para anticipar los resultados -y aún así, hubo quien suspendió-, cuyas bases fueron incumplidas y saltándose todos los principios de igualdad, mérito y capacidad que deben regir un proceso selectivo en cualquier administración. Y todo ello, en un año de cuidado oficio. De sapiencia adquirida. De brega en mil apaños. Lo que viene siendo un máster en oposiciones.
Al PSOE de Córdoba le saltan las llamaradas del auto de Rodríguez Laínz en todo el núcleo de poder. Primero porque se imputa a la número dos de la Ejecutiva Provincial, Dolores Amo, la responsable política del ente «bomberil». Después porque el flamante líder socialista es a la sazón el presidente de la Diputación, Antonio Ruiz. Y, de alguna forma, porque desentraña un modo de proceder, según los hechos reflejados por el instructor del caso, que nos traen al PSOE cordobés de toda la vida. Clasicismo.
No es extraño, pues, que estos días hayamos conocido un estudio que nos advierte que los jóvenes cordobeses sean los que en más porcentaje de España quieran ser funcionarios de mayores.
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