Mario Flores - El dedo en el ojo
Los más tontos de Europa
La señora alcaldesa ha quedado retratada, y en su retrato, aparecemos todos con gesto imbécil y compungido
En los más tontos de Europa. Y en unos perfectos traidores, felones, bellacos, pérfidos y perversos. En eso nos ha convertido usted a los cordobeses, señora Ambrosio. Usted, que representa a la totalidad del pueblo cordobés, ha conseguido con su gesto que Europa gire ofendida la cabeza hasta este sur español en el que, merced a su infame minuto de silencio, se ha producido la canallada de lamentar…¿el qué alcaldesa?, ¿La destrucción de un almacén de armas de los psicópatas del Daesh?, ¿La eliminación de un centro de mando terrorista?, ¿La aniquilación en esa fecha de «John el yihadista», el demoníaco decapitador? ¿Lloramos compugidos la pérdida de esa parte del infierno?, ¿Pero usted con quien está, señora alcaldesa?, ¿Que la violencia genera violencia dice? ¿Qué está comparando, unos abyectos atentados islamistas con una legítima reacción de defensa de un país civilizado contra sus agresores? ¿Es usted equidistante entonces? ¿Que solo usted dice conocer las esencias de la democracia según declarase en ese pozo de sabiduría que es su «tuiter»?
Usted solo puede representar a su propia iniquidad y a su sinrazón. Nótese que no me dirijo a quien propusiera el disparate y sus adláteres, comunistas y podemitas (con un Pedro García haciendo demagogia de la más baja estofa y ofendido con la libertad de expresión); hace tiempo que quedó claro que el caso de éstos debe ser objeto de atención especial, ¿¡pero usted!?
No sé si habrá sido fruto de su bisoñez, de su desconocimiento del intricado y complejo escenario internacional o si, simplemente, ha sido consecuencia de su odio, de sus complejos o de su trasnochada ideología, pero lo cierto es que ha quedado retratada. Y en su retrato hemos aparecido todos los ciudadanos con gesto imbécil y compungido por las «víctimas» del ataque francés contra la ciudad terrorista de Al Raqa. ¡Es usted una mente preclara, señora regidora!
No sé qué extraño mecanismo psicológico lleva cada vez a más personas a posicionarse de este disparatado modo. Lo cierto es que hace unos años ocurre esto y todos les hubieran tachado de pobres tarados. Hoy, fatalmente, no.
Y no contentos con la felonía volverá usted a insistir con cerrar puertas al cristianismo (vulgo celosía de la Mezquita-Catedral), a alfombrar nuestro templo al mundo musulmán y a insistir en el despropósito de la tal cuestión Halal, apostando decididamente por alcanzar la masa crítica que consiga que todo esto se vaya al carajo.
No perderé ni un minuto en discutir las bondades del apaciguamiento que usted propugna como forma de resolver los conflictos: ahí está la Historia. Ha llegado la hora de las personas adultas, maduras y sensatas. Apártense los niños y no jueguen con las cosas de comer. ¡Y déjennos en paz, por favor!