APUNTES AL MARGEN

La más sana de las envidias

Antequera trazó un camino para el sector logístico y ha perserverado

RAFAEL RUIZ

La Junta de Andalucía lo puede decir de muchas maneras posibles pero todos los papeles oficiales dicen que ha apostado por el nodo logístico de Antequera para posicionar a la comunidad en un sector estratégico de futuro. Pueden venir a adornar lo que quieran pero la realidad es que tenían que poner una base de la NASA y decidieron que, entre todas las ubicaciones posibles, fuese Cabo Cañaveral y no otra. El proyecto Megahub Andalucía tiene una escala tan considerable, tan relevante, que la palabra «enorme» le encaja como un guante. Por extensión, por dimensiones y por ambición. Podrán venir a contar las cosas de muchas maneras pero la única verdad es que van a echar el resto en unas instalaciones que se encuentran a cien kilómetros, en un lugar de similares características y con un riego considerable de millones públicos favoreciendo, de paso, la llegada de inversiores privados. Bola y partida extra.

En contra de lo que pueda parecer, esto de Antequera ha de considerarse como una lección en toda regla. Los políticos y empresarios de la ciudad malagueña apostaron por un proyecto de futuro y han estado trabajando, juntos, en una dirección. Buscaron las ubicaciones propicias y, tras no pocas y criticadas demoras, han empezado la fase de comercialización. Los sucesivos gobiernos andaluces del PSOE han trabajado en ese camino. Primero, con la planificación de infraestructuras, cosa de la que pueden hablar los alcaldes de la zona Sur de Córdoba de las últimas décadas. Ellos han visto en primera persona cómo se tomaban determinadas decisiones clave. En segundo lugar, propiciando un trabajo técnico de un sector que iba a recibir una gran cantidad de fondos europeos.

Los políticos y empresarios de la ciudad malagueña apostaron por un proyecto de futuro y han estado trabajando, juntos, en una dirección.

La ciudad de Antequera se llevó un duro revés hace años cuando se frustró el Centro de Ensayos de Alta Tecnología Ferroviaria (CEATF), un proyecto de 400 millones de euros que se fue al garete por la intervención de la Unión Europea. El proyecto consistía en un anillo ferroviario donde se probarían soluciones tecnológicas para el sector de la alta velocidad en el que España es uno de los productores mundiales más relevantes. Las instalaciones estaban concebidas para que los trenes circulasen a 500 kilómetros por hora como una especie de circuito de velocidad. Iba a ser el mayor centro de investigación y desarrollo ferroviario en su género. Europa consideró que las ayudas no eran de interés público porque no tiene un papel social de relevancia disponer de ese tipo de tecnología. Japón ya ha desarrollado los trenes de levitación magnética que superan los 600 kilómetros por hora y que se considera que serán una alternativa comercial de futuro. Las autoridades municipales cordobesas de la época pueden explicar qué saben sobre la génesis de este proyecto y qué se hizo al respecto para captarlo. Se lo digo yo: nada.

Fondos europeos

Desde la caída del anillo ferroviario, el mensaje de las autoridades locales y autonómicas de que la apuesta era la logística se intensificó considerablemente. Pero en vez de palabras se dedicaron a los hechos. En contra de lo que se dice, la Junta lleva expropiando terrenos desde el año 2011. Pese a que existe iniciativa privada en el proyecto, tanto la dirección del mismo como la gestión económica corresponden al Gobierno andaluz al haber sido calificado de interés autonómico. Y el acceso a los fondos europeos en la materia será mucho más directo.

No entiendan esta posición como lo que no es. La envidia también puede ser sana. Hay que felicitar a las ciudades que trabajan este tipo de proyectos salgan adelante. En Córdoba hay palabras para todo pero rara vez se consiguen hechos. Esta es una ciudad en la que todo se ha dicho, se ha propuesto, pero que no tiene -o no ha tenido hasta el momento- una generación de gestores públicos y privados con la visión de emprender como es debido. Siempre tenemos unos palcos de Semana Santa para copar el debate público en vez de asuntos graves en foros serios. Empresarios sin empresa para hablar en nombre de quienes sí merecen ese nombre. Esa constancia política de que todo está bien y, por tanto, para qué pensar en ese difuso ente llamado futuro.

La más sana de las envidias

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