CONTRAMIRADAS

María del Mar Delgado: «Estamos creando ciudades que no son para la gente»

Lean el titular. Esa es la conclusión a la que ha llegado un grupo de expertos por encargo de la UE para examinar el futuro de las urbes. Y Delgado es la única mujer española que ha participado en el informe

María del Mar Delgado VALERIO MERINO

Aristóteles Moreno

Es la única española que ha participado como experta en el informe europeo que examina cómo diseñar ciudades más humanas en el futuro. Las de hoy son urbes hostiles y agresivas. Metrópolis que consumen demasiada energía, dilapidan recursos naturales y generan deshechos urbanos ingentes. Pero ojo. Todas las previsiones indican que en 2050 el 80% de la población mundial se concentrará en las ciudades. Y que el consumo de materias de primera necesidad se disparará hasta un 50% más. ¿Qué hacer? Lo primero, desde luego, escuchar a los que saben.

—¿Cómo serán las ciudades del futuro?

—Después de un año de debate entre los expertos, hay algo claro: que la ciudad tiene que ser para la gente. Estamos creando ciudades que no son para la gente. Están pensadas para coches, para empresas, para grandes infraestructuras. No estamos recuperando esa ciudad humana. De ahí el título del proyecto. Necesitamos espacios con alma. Ciudades verdes y agradables. No podemos ver hormigón por todos sitios. Ni tener una ciudad donde los coches nos echan.

—¿Y por qué hemos hecho ciudades en contra de la gente?

—Porque hemos dejado que predominen otros conceptos. El modelo económico quiere generar dinero a toda costa. Aprovechar los espacios al máximo. Sacar la máxima rentabilidad. Y muchas ciudades se han dejado arrastrar. En Europa tenemos ciudades muy inhumanas, donde la gente necesita hora y media para llegar a su puesto de trabajo. Gente que no conoce a su vecino. Que nadie se preocupa por ellos. Por eso, están creciendo las enfermedades mentales. Hay trabajos muy alienantes, la vivienda es muy cara, se vive en espacios muy pequeños.

—¿Estamos a tiempo de cambiar el rumbo?

—Si queremos, sí. Hace falta dos cosas: que la gente lo quiera y que los políticos lo quieran. Tenemos que pensar en que la prosperidad llegue a todos. Que no sea la élite quien concentre los beneficios. La ciudad tiene que generar actividad económica, empleo, conocimiento, pero con otra mirada pensando en la gente.

María del Mar Delgado nació en Fernán Núñez en el seno de una familia de agricultores. Quería ser ingeniera a toda costa y acabó enganchada al mundo de la agronomía. Su primer trabajo fue en la empresa privada. Gerente de un parque de maquinaria en la Subbética. Y años después recaló en la Universidad de Córdoba, donde es profesora titular del departamento de Economía, Sociología y Política Agraria. Ha desarrollado un amplio trabajo de investigación para organismos internacionales: Banco Mundial, FAO, Banco Iberoamericano de Desarrollo y la Comisión Europea, para quien acaba de prestar sus servicios en el informe sobre ciudades innovadoras. Desde julio de 2018, también es delegada del rector para Proyección Internacional, a cuyo frente coordina la acciones de la UCOpara captar fondos europeos de investigación.

—¿Qué hace una ingeniera agrónoma como usted en un proyecto de ciudades como este?

—La mayoría de las cosas que necesita una ciudad se producen en el medio rural. La ciudad necesita que se le suministre todo: agua, alimentos, energía, aire limpio y, además, produce muchos deshechos urbanos. Hay que entender la ciudad no como un ente aislado en sí mismo, sino que necesita mucho del territorio en que se ubica.

—En el año 2050, el 80 por ciento de la población vivirá en grandes urbes del mundo. ¿Por qué abandonamos el campo?

—Porque en la ciudad están las oportunidades. En el campo cada vez tenemos menos servicios. Te quedas sin escuelas, sin médicos, sin tiendas, las carreteras son malas y los salarios son mucho más bajos que en la ciudad.

—La demanda de recursos aumentará hasta un 50 por ciento. ¿Hay planeta suficiente?

—En el modelo actual, no hay planeta suficiente para alimentar a los 9.000 millones de personas que se prevé que haya en el mundo en el año 2050. La velocidad a la que crece la población es exponencial. Cuando alguien nace, tiene el mismo derecho a todo, al menos, a nivel teórico; tanto si eres de una aldea perdida de África que de un barrio bueno de Barcelona, Madrid o Nueva York.

«En el modelo actual no hay planeta suficiente para alimentar a los 9.000 millones de personas que habrá en 2050»

—¿El crecimiento es un mito de nuestro tiempo?

—De acuerdo con el modelo actual, sí.

—¿Usted se abona a la teoría del decrecimiento?

—Eso es más complejo. Yo me abono a que no haya una necesidad absoluta de crecer, si por crecer entendemos incrementar el PIB y lo hacemos a costa de degradar recursos naturales y explotar a la gente. A ese modelo no me apunto en absoluto.

María del Mar Delgado cree que haber trabajado para el sector privado le ha brindado la oportunidad de tener una «visión muy real de cómo funciona el mundo». En eso, recurre a una expresión gráfica para explicar el valor añadido de su experiencia en el mundo de la empresa:«Sé lo que es tener que sacar dinero para pagar las nóminas a fin de mes». No es partidaria de contraponer el sector público y el privado a la hora de valorar su utilidad. «Mientras más completa sea la formación, mejor respuesta podrás dar a las exigencias. A mí me ha ayudado mucho», reconoce.

—¿Qué ciudad marca el rumbo?

—Hay ciudades que están avanzando muchísimo, pero no queríamos poner un ejemplo de ciudad. Son ciudades pequeñas las que han tenido una apuesta decidida. Una ciudad de 50.000 habitantes lo tiene más fácil. Y aquí el tamaño sí importa.

—¿En Córdoba qué hemos hecho

—No lo he analizado. Córdoba es una de las ciudades con más zonas verdes de España. En eso, destacamos mucho. Y tenemos ya zonas peatonales que hacen que dentro de la Judería, por ejemplo, haya mucha más vida. Y una Ribera que invita a la gente. Antes, el río separaba el norte del sur de la ciudad y a la Judería no se iba de noche. En cambio, ahora, la Judería y el río son un sitio fantástico para disfrutar de la ciudad.

—¿Y qué hemos hecho rematadamente mal?

—No lo he pensado ni lo he analizado. Hablaría por hablar y prefiero no hacerlo.

—¿La ciudad sostenible es algo más que un eslogan?

—Tiene que serlo. La sostenibilidad tiene tres patas: económica, social y ambiental. No es solo medio ambiente. Sin desarrollo económico no somos sostenibles y, si no se distribuye entre todos, tampoco. Necesitamos las tres patas.

—¿El desarrollo económico y la protección del medio natural son enemigos irreconciliables?

—Para mí, no. En absoluto. Pero hay que cambiar muchas cosas. ¿Qué queremos? ¿Precios bajos de productos, explotación salarial y destrucción de recursos naturales? ¿O buscar precios más justos, un uso más razonables de los recursos naturales e intentar ganar todos? Yo creo que eso es posible

—Es usted delegada del rector para Proyección Internacional. ¿Cómo navega la UCO en el mundo?

—Para el tamaño de universidad que tenemos aquí navegamos muy bien. La Universidad de Córdoba se posiciona bastante bien en cuanto a su capacidad de atraer fondos internacionales para la investigación. Tenemos más de 50 proyectos activos y captamos sobre 3 millones de euros de media cada año.

—¿La ciencia salvará el planeta?

—No solo la ciencia. Pero puede aportar mucho. La ciencia tiene mucho que decir en hacer un planeta más sostenible.

—¿Y lo del coronaviruS qué es: una plaga bíblica o un resfriado de invierno?

—Ahí no entro. Solo sé lo que veo en las noticias.

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