Mirar y ver
Resiliencia
Córdoba fue patito feo para Hans Christian Andersen, que encontró «una ciudad sin vida»
Hay palabras que se ponen de moda. Suenan bien, se enganchan al oído sin conocerlas, muchos las usan, las manosean, estropean su significado y las desgastan. Es el caso de resiliencia , término que procede de la Física y que designa la capacidad de algunos materiales «de recobrar su forma original después de ser sometidos a una presión deformadora». Ahora resiliencia sirve para todo: resiliencia sanitaria, económica, social e institucional; desarrollo, ecosistemas, mercados de trabajo, sectores y competencias resilientes; programas y fondos de resiliencia. Hasta tenemos un Plan de recuperación, transformación y resiliencia para una «España resiliente», -a ver si nos explican qué significa esto-, aunque el concepto se meta con calzador y su significado sea inapropiado y quede desfavorecido.
Cuando Hans Christian Andersen visitó Córdoba, en diciembre de 1862, ya había escrito ‘El patito feo’ . No le gustó la ciudad. Siglo y medio después de la publicación del cuento, el afamado neurólogo y psiquiatra francés Boris Cyrulnik publica su obra ‘Los patitos feos’ sobre la resiliencia, nacida de su propia experiencia: hijo de rusos judíos y único miembro de su familia que, con solo 6 años, escapa de un campo de concentración y consigue, tras muchas dificultades, convertirse en médico. Así se difunde el término. Para él, la resiliencia es «el arte de navegar en los torrentes », un proceso que hace que vivencias traumáticas e infelices, él se centra en la infancia, no determinen la vida. Y de ahí, para todos, la esperanza y fortaleza para sobreponerse y afrontar la adversidad.
Córdoba le pareció a Andersen una « ciudad sin vida », con calles «pobres y desiertas», excepto la «vetusta catedral, gloria y maravilla única». Por lo demás, algunos trozos de cordobán colgados en «tenduchos» y « alicatado de cerámica de la época de los árabes» en las paredes de las tiendas de la lonja de la carne. También, se queja de haber necesitado veintitrés horas para llegar desde Córdoba a Santa Cruz de Mudela , para enlazar con el tren que llevaba a Madrid, al no estar construido ese tramo de línea férrea. Más tardó en llegar el AVE. Córdoba fue patito feo para el autor romántico danés. No la miró bien, debería haber sabido, porque él mismo así lo escribió, que nada puede temer quien ha nacido de un huevo de cisne.
Noticias relacionadas