Mirar y ver

Poesía contra la calima

Una nube de polvo del Sahara -mensaje para Sánchez- y la calima, confusa como sus decisiones, enturbian el ambiente y recortan el estallido primaveral

Córdoba bajo la calima Valerio Merino
María Amor Martín

María Amor Martín

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Amanecía esta semana la primavera . El renacer de la naturaleza, el despertar de lo adormecido, garantía del mismo tiempo que siempre vuelve. Regresan las flores, azaleas, jazmines , glicinias, narcisos y geranios. Vuelven las aves que migraron y que ahora se afanan en hacer sus nidos. Se escucharán los cortejos sin disimulo, mientras se aleja el invierno y gotean, por fin, las lluvias de abril tan necesariamente adelantadas.

Se acabó el invierno . Tal vez por ser tema recurrente en la literatura, metáfora de la vida que bulle, del amor a borbotones y de la esplendorosa juventud, amanecía la semana con sabor a primavera y poemas. Ya lo decía Bécquer «¡mientras haya en el mundo primavera, habrá poesía!», cuyo día mundial se celebra en coincidencia con la entrada del equinoccio, a través de numerosas actividades de reconocimiento a escritores, fomento de la lectura y la visualización de la poesía .

Con este motivo, la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico propone la difusión de la obra del poeta cordobés Vicente Núñez , entre otros, en la conmemoración del vigésimo aniversario de su muerte. Por su parte, Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, afirmaba que «como forma de expresión íntima que permite abrirse a los demás, la poesía enriquece el diálogo que cataliza todo progreso humano y es más necesaria que nunca en tiempos turbulentos…».

Y sí que son turbulentos. De nuevo una nube de polvo del Sahara -mensaje para Sánchez- y la calima, confusa como sus decisiones, enturbian el ambiente y recortan el estallido primaveral. Demasiadas borrascas de conflictos, huelgas, desabastecimiento, subida de impuestos e inflación , traen lluvias de barro, que enfangan la existencia y aumentan las amenazas. Mientras, Neruda replica que «podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera», como tampoco los versos de los poetas, que interrogan, señalan, enseñan, persuaden y convencen. Son palabras de belleza, conocimiento y misterio que laten interpretando la vida.

Se acabó el invierno. O tal vez no, porque parece que la fría violencia, la oscura guerra, el tormentoso dolor de tantos, la airada soberbia de algunos, las crueles acciones, las inesperadas consecuencias llueven como aguaceros. Por eso, como Machado y el « olmo viejo , hundido por el rayo/y en su mitad podrido», nosotros también esperamos «otro milagro de la primavera».

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