EL TEMPLO DE CÓRDOBA

María Amor Martín: «La Mezquita-Catedral de Córdoba es en la literatura quien la mira»

La profesora muestra testimonios escritos sobre el monumento durante siete siglos

María del Amor Martín, entre José Calvo Poyato y Gloria Lora, durante su conferencia en El Templo de Córdoba Valerio Merino
Luis Miranda

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Si Luis de Góngora la aludió sin nombrarla en las «torres coronadas» de su famoso soneto y Azorín escuchó en ella «el alma de las cosas», si Don Juan Manuel reconocía que había sido «la mayor e más complida e más noble mezquita que los moros avían en España» y Edmundo D'Amicis creía estar en oriente, Antonio Gala piensa que la Mezquita-Catedral de Córdoba es «de piedra y sueño a la vez».

La profesora María Amor Martín Fernández ha recorrido este miércoles testimonios literarios de siete siglos sobre la Mezquita-Catedral de Córdoba en el ciclo El Templo de Córdoba , que organiza ABC con la colaboración del Cabildo Catedral y del Real Círculo de la Amistad .

Ante un público que abarrotó nuevamente el Salón Liceo , María del Amor Martín ha recordado que «la Mezquita-Catedral es en la literatura quien la mira; es lo que ven aquellos que la contemplan y su imagen es fruto de todas estas miradas». Ha partido del siglo XIII, en la «Crónica general» de Alfonso X El Sabio para recorrer parte de la Edad Media y llegar a Góngora , que aunque fue canónigo no la aludió. Eso sí, ha mostrado tres sonetos en que está presente el monumento o su contenido.

Se ha detenido en los viajeros románticos, porque «ven con emoción, con sorpresa que el deseo romántico de evasión en el tiempo , de huida al pasado, se hace real en la Mezquita-Catedral», sobre todo en Edmundo D'Amicis, que se siente igual que viajando a oriente: «¡No es esto un sueño! ¡Madrid, Italia, Europa, están lejos de aquí! Aquí se vive otra vida, se respira el aire de otro mundo. ¡Estoy en oriente! ». Hubo textos de Azorín y de Unamuno , y se detuvo bastante en Antonio Gala , que dice que el templo «fue el corazón de Córdoba cuando Córdoba fue el corazón del mundo».

«Ven sorpresa que el deseo romántico de evasión en el tiempo, de huida al pasado, se hace real en la Mezquita-Catedral»

Por sus palabras pasó un poema de Juan Bernier , el recuerdo de Pablo García Baena y el inglés Charles David Ley , pero también la novela histórica de Isabel San Sebastián, Jesús Sánchez Adalid e Ildefonso Falcones, hasta terminar en la descripción de los Patio de los Naranjos como un jardín de ensueño según Herbert Le Porrier: «¡Qué agradable resultaba vivir aquel atardecer cordobés en un momento de serenidad, cuando dos amigos detenían el tiempo».

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