Mirar y ver
Córdobas
El nombre identifica a la ciudad y otras Córdoba se reflejan en ella
La relevancia e influjo histórico-cultural de Córdoba han sido objeto de interés en todo momento, para diversas parcelas del saber y desde diversos ámbitos. Su proyección y legado en diferentes países americanos es uno de estos aspectos. La Cátedra Intercultural de la Universidad de Córdoba y el Instituto Municipal de Turismo del Ayuntamiento publicaron recientemente 'La Córdoba de las Américas ', obra que recorre los vínculos históricos, culturales, artísticos , incluso gastronómicos entre Córdoba y numerosos países, sobre todo de Latinoamérica, en una guía turístico-cultural que pone en pie una ruta por la ciudad, interesantísima y muy desconocida.
Desde el otro lado del Atlántico , la editorial argentina Hermanamientos Literarios convocó el concurso internacional de crónicas culturales 'Las Córdobas del Mundo', destinado a periodistas , escritores y estudiantes de carreras relacionadas, a fin de mostrar la idiosincrasia, cultura, tradiciones y costumbres de las Córdobas de España, Argentina, Colombia y México. El concurso contó con treinta y dos participantes, de los que fueron seleccionadas las crónicas de catorce de ellos, ahora recogidas en un libro digital que puede leerse de manera gratuita. Junto a los autores de las otras ciudades homónimas, tres fueron los elegidos para describir la Córdoba primera, la nuestra. El notario Manuel Ramos traza, con afectuoso humor, el arquetipo cordobés en 'Cordobés y cordobesa de los pies a la cabeza', con rasgos como el senequismo y la rebeldía, asiduos de callejas y tabernas, patios y flores, del medio de fino, los caracoles, el perol y el sombrero. Ana Priego rememora, en 'Córdoba, la sultana', su historia y celebraciones, y el jovencísimo Antonio López-Rodrigálvarez presenta a 'Córdoba, mi Córdoba' a orillas del Guadalquivir, afable y hospitalaria, de buen clima, jazmines y azahar, ciudad de poetas, pintores, toreros y flamenco. No faltan las referencias a la gastronomía tradicional -salmorejo, gazpacho, flamenquín, berenjenas y rabo de toro-, ni fotografías de la Mezquita-Catedral , la Calleja de las Flores , Medina Azahara y de espectaculares patios. El libro es, sin duda, una contribución a la apertura de nuestra ciudad, a veces, atrincherada en sus propios límites, mientras el mundo la contempla inmensa. «Si tú no tuvieras nombre, yo no sabría qué era, ni cómo, ni cuándo», dicen los versos de Pedro Salinas. Córdoba. El nombre la identifica y otras Córdobas se reconocen en ella.
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