Mirar y ver

Bacterias y patrimonio

La Puerta del Puente es la imagen misma de Córdoba y la que guarda el instante de cada una de las miradas de quienes en todo momento vinieron

Puerta del Puente vista desde la Ribera Valerio Merino
María Amor Martín

María Amor Martín

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Fuera de la comunidad científica, si alguien habla de bacterias nos echamos a temblar. Resistentes a los medicamentos , indetectables, causantes de enfermedades. Pero, en esta semana, hemos conocido su funcionalidad para solucionar y prevenir problemas de nuestro Patrimonio arquitectónico por su facultad de producción de carbonatos que consolidan la piedra , a través de lo que se conoce como carbonatogénesis bacteriana. La restauración de la Puerta del Puente ya está en marcha . Urbanismo ha puesto fin a años de espera para reparar los daños producidos a causa, entre otras, de las características de la piedra y de la humedad del subsuelo, a través de este innovador método.

La Puerta del Puente, indultada por el tiempo, ha contemplado el paso de la historia , vinculada al río, al puente y a la Vía Augusta desde época romana. Por ello, fue llamada por los musulmanes Puerta de Alcántara, que la convirtieron en la entrada principal, y también Puerta de Algeciras, al ser el acceso sur de la ciudad. Su remodelación, de factura renacentista , fue realizada por Hernán Ruiz en el siglo XVI, quien le otorgó su actual fisonomía, pasando por diferentes restauraciones a lo largo del siglo XX, a la que se une la que se llevará a cabo próximamente, tan necesaria como reclamada y que ahora, afortunadamente, será posible.

La Puerta del Puente es la imagen misma de Córdoba y la que guarda el instante de cada una de las miradas de quienes en todo momento vinieron a ella. Es el recuerdo grabado en la memoria de los que alguna vez la vieron y la ven con la fachada de la Mezquita-Catedral al fondo y San Rafael alzado a su izquierda. Guarda las voces de los siglos; reyes, embajadores, tropas, comitivas, peregrinos, mercaderes, artesanos con sus productos, viajeros, visitantes, que susurran «hemos llegado a Córdoba», en diversas lenguas, en diferentes culturas, desde siempre. «¡Levad, levad, que afluye/ la llana comitiva de los pueblos!/Pasan del río al zoco o a la aljama/bajo el boato de los sicomoros», confirma Vicente Núñez. La Puerta es vigía, testigo y generosidad de la ciudad que recibe, donde poder contemplar como Juan Bernier el «amarillo perfil de arquitectura/de cúpulas y torres coronado,/ torso de duro mármol cincelado,/estatua de ciudad. Córdoba pura».

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