Rafael Aguilar - El Norte del Sur
Marcas Blancas
Hasta los más convencidos sobre las posibilidades de su partido reconocen que el resultado está más abierto que nunca
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Nunca una marca blanca tuvo tanta pinta de comerse por los pies a la que es del gusto de los bolsillos más exigentes. Nadie sabe del todo el sentido de las declaraciones machaconas de ciertos dirigentes locales del Partido Socialista en relación a Ciudadanos. Resulta que a Rivera y los suyos han decidido ponerlos a la misma altura que a la leche con el anagrama de la gran superficie que se vende unas decenas de céntimos por debajo de la que lleva el sello de una afamada central de Asturias, por poner un ejemplo. Al personal se le ha olvidado esa regla básica de toda batalla que da por sentado que algunas derrotas empiezan justo en el momento en el que se minusvaloran las posibilidades del adversario. «Son la marca blanca del PP», dicen ufanos para después sonreír, como si no tuvieran -o tuviesen- de qué de preocuparse. Nada, dos chicos guapos de cataluña -Albert y Arrimadas- que pueden hacer historia en este país a poco que se descuide el calendario y cuadren las cábalas en las urnas.
Sucede que la campaña avanza y hasta los más convencidos de que el suyo va a ser el partido ganador reconocen que el resultado está más abierto que nunca. Ciudadadanos, esa formación que le hace la cama a Susana Díaz en el Parlamento andaluz, pasea a quien puede por el terruño con los simpatizantes preguntándose cómo hubiese -o hubiera- sido la cosa si en el mitin del otro día el que entrase por la puerta se hubiera apellidado Rivera. O Arrimadas. Podemos se lía con sus círculos concéntricos en los que los candidatos cuneros echan las raíces que no tienen mientras Antonia Parrado pasea a sus setenta años una entereza que, más allá de las siglas y de las ideologías, dice mucho acerca de la dignidad y de la concepción de la política como un servicio a los demás.
El PSOE, entretanto, ha querido vestir a Antonio Hurtado de telonero cuando en realidad sabe que es él la estrella de cuanto tiene que ofrecer. Es inevitable: un número uno con tanto talento, recursos y trayectoria es un peligro para el resto de los compañeros de candidatura. La salida más higiénica es relegarlo a una honrosa plaza de plata donde aporte lo que tenga que aportar sin poner colorado a nadie. A María Jesús Serrano, por ejemplo, la apuesta principal de los socialistas, que si apunta está aún lejos de las tablas de quien le secunda en el nómina para el Congreso de los Diputados. Lo que son las cosas: sucede que Serrano y Nieto, exalcalde y a la sazón líder de la candidatura del PP, fueron compañeros de pupitre en la Facultad de Derecho y ahora están cerca de serlo de asientos del AVE con dirección a Atocha y de escaños en la Carrera de San Jerónimo. Ambos reconocen que ese pasado común les da confianza para atizarse en los debates. Lo que está por ver es cuál de los dos se va a pasar cuatro años en la oposición lamentando, quizás, no haberle perdido el respeto a cierta marca blanca.