LABORATORIOS PÉREZ GIMÉNEZ
Una máquina en Córdoba sin principio activo
ABC recorre las tripas de la gigantesca planta farmacéutica en Almodóvar, cerrada hace año y medio y a la espera de que cuaje la cuarta compradora
De repente, y en medio de una oscuridad intimidatoria , se abre una puerta. Un tímido haz de luz de una linterna intenta alcanzar el final. Parece que no existe. Se asemeja a un largo túnel del tiempo sin límite, sin claridad, en el corazón de una impoluta colmena de salas como cuadrículas con ventanales y maquinaria de última generación protegida con plásticos para evitar el desgaste. Apenas una mota de polvo. Soledad . El escenario ideal para un pasaje de ficción de Michael Crichton . O para empedernidos devotos del más allá electromagnético. En las paredes, jalonadas por teléfonos y sensores, hay anotaciones del último paso humano hace años.
Hace algo más de año y medio que las instalaciones de Laboratorios Pérez Giménez están cerradas a cal y canto. Sin actividad. Sólo un grupo de unos treinta trabajadores resistió como en El Álamo esperando a que una de tantas empresas que prometió el «oro y el moro» pusieran de nuevo a andar esa gigantesca plataforma. Luego llegaría el expediente de regulación de empleo y tres subastas infructuosas. Esta semana, el juez de lo Mercantil adjudicaba la unidad productiva a Pharmex , filial del grupo libio Al Sahl, por 9,5 millones de euros , en un penúltimo intento por relanzar lo que pudo haber sido (y no fue) un hito fabril en la planicie industrial de Córdoba. Los rumores se ciernen sobre el nuevo postor, pese a que su solvencia parece acreditada en principio.
Hace algo más de año y medio que las instalaciones de Pérez Giménez están cerradas a cal y canto
ABC ha realizado esta semana una larga visita a la planta que Pérez Giménez inauguró a primeros de 2009 tras una inversión superior a los 30 millones de euros como el «segundo escalón» clave en sus décadas de historia , según dijo entonces el director general, Guillermo Sada, figura determinante en el crítico devenir de la firma. Primero fue el viaje de Aguilar a Córdoba hacia 1974 con el impulso de la entonces Rumasa . Luego, el traslado del polígono de Chinales a Almodóvar del Río en una operación urbanística que aún encierra ciertas incógnitas y que desplegaba sobre 20 hectáreas de suelo un megaproyecto de enorme tamaño para el cuerpo que por entonces presentaban los laboratorios cordobeses.
En el sector, está considerada una de las mejores plantas productivas del mercado español. Con los mejores avances tecnológicos en su maquinaria. Con un planteamiento en el engranaje de distribución y almacenamiento diferenciador y crucial. Con una capacidad productiva al servicio de terceros muy potente. Pérez Giménez quiso entonces reforzar su rama de genéricos -que ya perdían margen en el sector-, aumentar sus opciones en dietética , dermoestética y todo el largo rosario de medicamentos OTC (que se venden sin receta) que sí permitían beneficios. Incluso se proyectó a la espalda una segunda fase edificativa con una planta de alcoholes farma -libres de impuestos- , aútentica joya de la corona que engatusó a más de una firma.
La unidad productiva , como se le llama jurídicamente a la planta, cuenta en su ala administrativa y directiva del acceso principal con todo lujo y detalle: ascensor acristalado, obras de pintores contemporáneos cordobeses decorando el hall, mobiliario caro, enormes despachos, plasmas -alguno de ellos robado en los últimos tiempos- o salas de estar y descanso inmensas... La planta noble , enmoquetada, mantiene muchos despachos cerrados. Los administradores concursales han optado por la prudencia y la vigilancia. Siguen costeando una empresa de supervisión las 24 horas que ahuyente a ladrones y mantenga inatacta la fábrica.
«Es un ‘ferrari’ sin gasolina . Una fábrica que está para entrar y en apenas seis meses echar a andar», comenta uno de nuestros cicerones entre la inmensa oscuridad y un sentido de la orientación que revela las innumerables veces que ha tenido que enseñar las instalaciones. ¿Y qué hace falta? «Gasolina, dinero; personal cualificado, contratos y licencias para fabricar medicamentos... Esta planta se ideó para triplicar la producción de entonces en Pérez Giménez . Necesita mercados exteriores y buenas redes comerciales. Necesita un plan serio...». Hay quien piensa que a esta farmacéutica no se la llevó para adelante la crisis que perjudicó a todos, sino otra cruenta e interna.
Uno de los cicerons asegura que la fábrica es «un ferrrari sin gasolina»
El recinto fabril llegó a funcionar con tres turnos ininterrumpidamente. Eso suponía una mancha de recursos humanos de hasta 250 , sin contar todo lo que las empresas auxiliares movían. La sobredimensión del proyecto iba de la mano de nuevos mercados , líneas de negocio y socios que dejaran su carga de fabricación en Almodóvar del Río , cuya alcaldesa, Sierra Luque (IU) , pasó de haber visto casi un milagro a contemplar demonios por todas partes tras dilapidarse una empresa que era una isla en el océano del tejido productivo de Córdoba.
Cuando entró en concurso a finales de noviembre de 2011 , contaba con 150 trabajadores , el mismo número que la nueva compradora se ha comprometido a repescar en al menos tres años, si bien, ha señalado que arrancaría los primeros compases con unos 40 y sin la obligación de que fuesen extrabajadores, aunque la lógica invita a pensar que son un activo del que no se puede prescindir.
Han sido cinco las compradoras que ha tenido la empresa desde que en verano de 2010 la familia Pérez-Giménez se deshizo de ella por un euro y el pasivo de 49 millones : Tecris (con vinculaciones a dirigentes del PSOE, alguno, como José Enrique Rosendo, ya fallecido, inmerso en la trama de los ERE), LPG Pharmula (primera subasta tras el fallido concurso), Globalaeronautic, Kraspharma y Pharmex .