CONTRAMIRADAS
Manuel Pan, jefe de Cardiología: «En otros sistemas, si el paciente no tiene dinero se muere»
Los corazones de Córdoba están en sus manos. Jerezano de nacimiento, se siente heredero del mítico espíritu del Reina Sofía
Cuando Manuel Pan ingresó en el Hospital Reina Sofía , las prospecciones con catéter a través de un vaso sanguíneo eran una práctica de alto riesgo. Tanto que a los pacientes de más de 65 años no se les aplicaba. Hablamos de principios de los ochenta . En los años en que el flamante hospital universitario estaba cuajando como uno de los centros de referencia del sistema andaluz de salud. Hoy se ejecutan casi 5.000 cateterismos al año . Diez veces más que entonces. Y su utilización no afronta límites de edad, dado la seguridad y la eficacia de un avance médico que ha revolucionado las pruebas de diagnóstico y las terapias cardiológicas. Manuel Pan es jefe de la Unidad de Cardiología desde 2016. Dirige un equipo compuesto por un centenar de profesionales . Enfermeros, médicos, auxiliares y técnicos. Son las siete de la tarde y aquí sigue sumergido en su extenuante jornada laboral. Las salas de intervención ya se encuentran desiertas. Apenas queda un médico en todo el área. Decenas de ordenadores vacíos se encuentran alineados frente a una enorme cristalera, tras la cual duermen máquinas sofisticadas que mañana reanudarán su trabajo.
¿La medicina es más que un oficio?
Decían los antiguos que era tres cosas: un oficio, un arte y una ciencia. Tenían razón
El doctor Caracuel, seleccionado como uno de los mejores de España, afirmó para ABC lo siguiente: «Si no eres humano no eres médico. Eres científico». ¿Lo suscribe?
El médico tiene que ser humano. Lo que tenemos delante es una persona que está sufriendo. Y la obligación del médico es curarlo basado en la ciencia.
¿Y hay mucho científico por aquí?
Tenemos que combinar ciencia y humanidad. Trabajamos con seres humanos. No hay que perderlo de vista.
«Tradicionalmente se hablaba de las tres ces: carretera, corazón y cáncer. Se va mejorando en accidentes y en cáncer a pasos agigantados y nosotros también»
En 2018, el 28% de las muertes se debían al sistema circulatorio. ¿El corazón es el punto más débil?
Es una de las causas frecuentes de muerte. Tradicionalmente se hablaba de las tres ces: carretera, corazón y cáncer. Se va mejorando en accidentes y en cáncer a pasos agigantados y nosotros también hemos avanzado. Se han instaurado una serie de tratamientos que han reducido la mortalidad de forma importante. Por ejemplo, hacer un catéter urgente.
¿El cateterismo es el principio básico?
No. La cardiología es muy amplia y tiene muchos aspectos. Registros externos, clínica, electrofisiología. Nadie puede dominarlos todos y tienes que especializarte. Antes del cateterismo, hay que ser un buen cardiólogo.
¿Y de qué nos recomienda quitarnos antes: del tabaco o del estrés?
Del estrés no te puedes quitar [se ríe socarronamente]. Va en nuestros días. Yo aquí tengo un estrés tremendo. Todo el mundo que tiene un trabajo demandante tiene mucho estrés.
Para el corazón, ¿cuál es el mayor factor de riesgo?
El estrés no es el peor. Los peores son el tabaco, el colesterol elevado, la diabetes. Y todos esos son tratables. Ya me gustaría estar aquí tranquilamente sonriendo todo el día, pero desde que llego hasta que me voy me llevo ocho o diez disgustos que no me los quita nadie.
Pues usted sonríe mucho
Ahora porque estoy relajado [se vuelve a reír a carcajadas]. Si me viera aquí por la mañana, no sonrío tanto.
¿La obesidad es la enfermedad de los nuevos ricos?
Es una enfermedad que existe desde hace mucho tiempo, salvo que haya periodos de hambre, donde baja la diabetes y la obesidad. Realmente es una enfermedad de nuestros días. Los pobres también acceden a una mala alimentación o una alimentación en exceso. Hay que cambiar los hábitos de vida. No comer tanto. Nos gusta mucho comer en Andalucía. Y, sobre todo, hacer ejercicio, que contrarresta el consumo de calorías.
¿Y la dieta mediterránea es un eco del pasado?
No. Está vigente y es una buena recomendación, porque es una dieta saludable.
¿Qué terapia revolucionará la cardiología en la próxima década?
Es dificilísimo de saber. Si miro al pasado y hace treinta años llego a saber lo que está pasando ahora no me lo hubiera creído. Lo que sí se está haciendo es minimizando muchas intervenciones de válvulas y cirugía coronaria , para hacerla endovascular, a través de catéter. Ha habido un cambio importante para disminuir los daños en pacientes mayores. Se hacen terapias con pequeñas incisiones y accesos vasculares.
¿La terapia celular es la panacea?
La iniciamos con ilusión y ahora está más parada. Parecía que funcionaba y la verdad es que nos hemos desinflado. No ha habido efectos indeseables pero tampoco grandes beneficios. Tenemos algún proyecto de investigación abierto pero no ha sido lo que esperamos.
¿Qué se juega un médico en el quirófano?
Muchas veces, una complicación o la vida del paciente. En todas las terapias hablamos de seguridad y eficacia. Hay parámetros que miden las dos cosas. Lo primero es no hacer daño al paciente, pero las estadísticas se cumplen, por desgracia. Hay un porcentaje que vas a sufrir tarde o temprano. Eso no se lleva bien ni se supera. Por mucho éxito que se tenga con las nuevas técnicas, y nos alegra la vida, no compensa en absoluto las complicaciones. Es una cosa que devasta al médico. Y hay que aceptarlo.
Si pierde un paciente, ¿qué pierde?
Es una catástrofe que no se supera. Lo normal es que todo salga bien, pero de cuando en cuando, las estadísticas se cumplen. Te toca y te toca.
¿Nuestra vida nos pertenece?
Yo creo que sí. La vida se acaba. Muchas veces prolongamos tanto la vida de nuestros pacientes que, al final, hay un deterioro general del organismo. El paciente podría decidir que no se le aplicaran más tratamientos o que se prolongue una vida en la cual ya no puedes valerte por ti mismo. En cardiología hay mucho menos que en las enfermedades neurológicas, que son más degradantes. El paciente queda muy dependiente. Y cada uno debe tomar sus propias decisiones.
Aquí ustedes tocan la muerte de cerca
Sí, claro. Hemos reducido la mortalidad, pero ahí están las estadísticas. El objetivo es limitar el tamaño del infarto.
¿La joya de Andalucía es el sistema de salud o menos lobos?
El sistema es bueno. Aquí se atiende a la gente y se pone en manos de la población técnicas muy caras. No se repara en gastos. Cualquier paciente es sometido a implante cardíaco o de dispositivos carísimos, y en otros sistemas sanitarios, como el americano, si el paciente no tiene dinero se muere . Nuestro sistema siempre es mejorable. A nivel científico nos codeamos con países con tradición importante en sanidad y más poderío económico.
¿Qué queda del espíritu del Reina Sofía?
Se va pasando de generación en generación. Sobre todo, la gente con mucha vocación. Yo me siento heredero de ese espíritu . Muchos se han jubilado pero han dejado una herencia importante. Y el Reina Sofía sigue siento un buen hospital del sistema andaluz.
¿La sanidad privada es un acicate para la pública?
Yo no soy detractor de la privada. La sanidad requiere mucha inversión. Todo lo que sea ayuda es bienvenido. La salud se chupa muchos medios. Y todos son buenos. Si hay más oferta, magnífico. Aquí hay unas 25.000 consultas al año y, si eso se alivia fuera, es mejor para el paciente. Soy partidario de los dos sistemas. Y defensor, por supuesto, de la sanidad pública
El doctor Concha sostiene que «el éxito es ser fiel contigo mismo». ¿Es usted un hombre de éxito?
No sé. Yo trato de cumplir mi misión lo mejor posible. Había un cardiólogo mexicano que decía que la vida era una misión. Y que él había cumplido.
¿Y usted ha cumplido la suya?
Yo trato de cumplir la mía.
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