Natividad Gavira - PUERTA GIRATORIA
Un manto gris incontenible
Cada día la ciudad se despierta con algo menos de la mitad de sus habitantes en riesgo de precipitarse a la exclusión
Igual que el fuego de Galicia y Portugal ha arrancado la capa verdosa y ocre de los montes y ha dejado un manto negro de impotencia, las cifras de la pobreza en la provincia de Córdoba nos dejan un sabor a tierra quemada, un perfil irreconocible y casi invisible en la inconsistencia vistosa de la ciudad bajo la que anida toda desesperación. Es una conmoción por contraste, del verde gallego al ceniciento pasto han mediado horas de horror y huída, del bullicio de las calles de Córdoba o las de sus pueblos y el anonimato del turista ya no podemos escapar a una realidad que asombra: tener trabajo en Córdoba no significa ya tener tus necesidades cubiertas .
Tener una nómina a fin de mes no garantiza el desarrollo vital del trabajador con esa normalidad que atribuimos al empleo, ese tiempo de labor que vertebra la vida de todos nosotros. Uno puede trabajar y no poderse permitir un gasto extra , ni un viaje, ni celebrar un evento. El mercado laboral ha conseguido que en la precariedad haya personas con casa y coche pero esclavas en una rutina asfixiante y resignada.
La Red Andaluza contra la Pobreza y la Exclusión social maneja datos de la tasa Arope que elevan al 43 por ciento el número de cordobeses que pueden caer en la exclusión, una cifra por encima de la media andaluza y a seis puntos de la media nacional. Estos números representan el drama diario de miles de personas , de niños a los que aún garantizándoles la educación y la atención sanitaria no conseguirán nunca alcanzar las cotas de bienestar de sus vecinos. Nadie sabe mejor qué significa la división social que aquellos que ocupan la posición bisagra, los que son conscientes de su precariedad pero observadores de otra realidad que a ellos se les niega. En muchas ocasiones es una tragedia silenciada y oculta .
Cada día la ciudad y sus pueblos se despiertan con algo menos de la mitad de sus habitantes en riesgo de precipitarse a la exclusión y vuelve al ocaso con las preocupaciones de siempre, que son las que deciden los que gobiernan. Antes de que estos datos golpeasen la conciencia de todos nosotros todo permanecía en su sitio, preocupaciones municipales eternas y multiplicación de titulares previsibles. Nada parecía indicar que pisamos sobre un manto de ceniza oculto bajo el adoquín rosado de las calles.
En Galicia y Portugal la lluvia ayudó a combatir el fuego, en las últimas horas la inquietud se multiplica por esa misma lluvia, para que no sea tan intensa como para arrastrar la ceniza del monte a los arroyos y a la ría, donde una avalancha de carbón podría arruinar la campaña de Navidad a los mariscadores. En la provincia de Córdoba, tal vez, esa capa oculta de la ciudad y sus pueblos donde la pobreza da un tinte gris a todas nuestras conquistas sociales podría un día romper compuertas para recordarnos que bajo la lluvia intensa puede también llegar al río.