CONTRAMIRADAS
Manolo Romero, cantaor flamenco de Córdoba: «Mi mérito es ser único»
Para este joven cordobés su condición de Síndrome de Down no ha impedido dar rienda suelta a su pasión por el flamenco
Podríamos decir que Manolo de Santacruz es cantaor flamenco. Y es verdad. Pero no toda la verdad. La suya es una historia de tenacidad. El triunfo de la voluntad sin paliativos. Más allá de los presuntos límites que impone la naturaleza. Manuel Romero Camacho nació en Córdoba en 1984. Y padece síndrome de Down. Un hecho irrelevante para un joven con una determinación imparable. Con 14 años dijo que quería ser cantaor flamenco. Y hoy es cantaor flamenco. Por encima de prejuicios y vendavales.
¿Cuál es el mérito de Manolo de Santacruz?
-Mi mérito es ser único.
¿Cabe una respuesta más irrebatible? No cabe. Manolo de Santacruz se encuentra sentado en un banco del Parque Cruz Conde. Aguarda las preguntas del periodista con paciencia en una mañana agradable de junio. Su madre se ha retirado prudentemente, junto a dos de sus nietos, mientras su hijo se somete al cuestionario de ABC. Manolo vive en Santacruz desde hace casi 30 años y dos días a la semana se levanta a las seis y media de la mañana para coger el autobús, desplazarse a Córdoba y trabajar como administrativo en la empresa Clece. Otros tres días toca deporte en unas instalaciones situadas a las espaldas de donde nos encontramos. Viene y regresa solo al pueblo cada día, aunque hoy, de manera excepcional, lo haga acompañado de su progenitora.
A Manuel Romero se le iluminó el flamenco una mañana de hace más de veinte años en la escuela de Montessori . Su maestro lo escuchó tararear cuando iba al servicio y adivinó un sentido musical poco frecuente. Su padre es aficionado y en casa sobrevolaba siempre la voz de los grandes: el Cabrero, Fosforito, Luis de Córdoba, el Pele, Enrique Morente . «Cuando el profesor me dijo que tenía condiciones, pensé que tenía vía libre para hacer lo que me gustaba», afirma.
Y lo que le gustaba era el flamenco. Se sometió a varias pruebas para examinar sus condiciones naturales. El resultado fue satisfactorio. Empezó a ensayar, primero con el piano y, más tarde, con la guitarra. Arrancó con los fandangos de Huelva, uno de los palos más asequibles . Y luego se lanzó a la soleá, la seguiriya, las alegrías o la bulería. « Canto casi todos los palos . Le echo muchas horas y muchos días. Desde que me levanto hasta que me acuesto estoy escuchando y componiendo flamenco», asegura Manolo de Santacruz.
La primera vez que se subió a un escenario tenía 15 años. «Fue maravilloso», proclama. Fue en un teatro de Jaén y no sintió, según dice, ni un ápice de miedo. « Hago primero un cante, pierdo los nervios y ahí ya lo que me echen », afirma.
-Vértigo en el escenario no siente..
-Vértigo no. Responsabilidad sí
-¿Ni un poquito de miedo?
-No. Nunca. Si voy con miedo no me va a salir ni media palabra.
-Miguel Poveda o Pasión Vega. Tiene un disco ya en el mercado y el próximo 21 de julio cantará en la Venta Vargas, la cuna artística de Camarón, junto a Capullo de Jerez.
-Capullo es un monstruo.
-Pues así estamos
-¿Qué es más difícil: cantar una soleá por bulerías o superar prejuicios?
-Primero tenemos que superar las barreras que nos ponen. Pero a la vez también es difícil cantar una soleá por bulerías
-¿Qué barreras?
-Muchas.
-¿Por ejemplo?
-Si a mí me gusta el deporte y usted me dice que no lo haga, yo, sabiendo mis posibilidades, no le voy a hacer caso y lo voy a hacer.
-Y usted no se ve con barreras.
-No. Ninguna
-Querer es poder.
-Si no te pones límites, puede hacer lo que quieras.
¿Y usted no se pone límites?
-Ninguno. Nunca.
¿Cuáles son sus aspiraciones?
-Estamos en proyecto de sacar un nuevo disco, quizás para el año que viene.
¿Cuál es el palo flamenco que se le resiste?
-La saeta. Hay que tener en cuenta que la saeta está dentro del flamenco. Hay saetas por seguiriyas o saetas por martinete.
-A usted la saeta le gusta
-Sí. Pero es difícil. No lleva guitarra. Es de oído y a mí me cuesta un poco más. He cantado saetas en la procesión de los legionarios. Una experiencia estupenda.
-Su primer disco se titulaba «La voluntad hecha voz». ¿Cómo se llamará el segundo?
-Estamos barajando tres nombres: «Duende», «Sueños y realidades» y «Mirando al horizonte».
-Usted siempre mira al horizonte
-Yo siempre miro al horizonte.
-Y cuando mira al horizonte, ¿qué ve?
-Muchas cosas.
-¿Por ejemplo?
-Me veo libre. Si me gusta el flamenco, tengo que ser libre. Segundo: tengo que tener la mente fría para poder ejecutar los cantes que voy a hacer en el disco. Tercero: tienes que creerte lo que estás haciendo
-Díganos un cantaor de cabecera
-Camarón de la Isla.
-El dios del flamenco
-Para mí, sí. De todo mi repertorio tengo letras de él. Y de ahí sale todo el abanico de cantes que tengo.
-¿Qué aprendió de su padre?
-La sabiduría del flamenco. Me ha enseñado casi todos los palos. Me enseñó la soleá y los fandangos. La bulería, el martinete o las seguiriyas me meto en internet y de ahí los saco. En flamenco, tienes que escuchar y repetir.
-Usted también es hijo de internet
-Más o menos
-Si le digo Vicente Amigo, ¿usted qué dice?
-Genial. No lo conozco en persona pero lo he escuchado mucho. Es el Paco de Lucía del siglo XXI.
-Ha cantado con Miguel Poveda y Pasión Vega. ¿Le temblaron las piernas?
-Para nada. Lo que sentí es la satisfacción de cantar con ellos. Les gustó mucho mi manera de cantar. Y a mí la manera de ellos.
A la entrevista, llega puntual acompañado de su madre y dos sobrinos. Saluda al fotógrafo con cordialidad porque, casualidades de la vida, los dos son de Santacruz. Porta un móvil enfundado en la riñonera y se desenvuelve con absoluta naturalidad en el núcleo familiar.
Lleva cinco años trabajando en Clece, una compañía que presta multiservicios. Antes estaba empleado en un centro comercial. A Clece va dos días a la semana y se dedica a ordenar documentos y atender a clientes. Se levanta a las 6.30, coge el autobús a las 7.30, llega a Córdoba a las 8.00 y vuelve a tomar otro bus hasta la carretera de Trassierra. A mediodía está de vuelta en Santacruz. Las tardes las dedica a ensayar, generalmente con su padre, que está aprendiendo a tocar la guitarra para acompañarlo al cante.
Otros tres días a la semana viene a Córdoba a hacer deporte. El fútbol es otra de sus pasiones. Es seguidor del Barcelona y no le quita ojo al Mundial de Rusia. Cuando tuvo lugar esta entrevista, la selección española aún estaba viva en el torneo. Manolo de Santacruz le vaticinaba entonces un feliz desenlace. España iba a ganar el Mundial en una final inédita frente a la Portugal de Cristiano Ronaldo. Por desgracia, su pronóstico se ha desmoronado. Y España y Portugal están ya de vuelta a casa tras caer frente a Rusia y Uruguay en octavos de final.
-Usted ha dicho que tener síndrome de Down «no es un obstáculo».
-Para nada. Si juegas al fútbol y lo haces bien, tener síndrome de Down no significa nada. Y si usted me está haciendo preguntas, yo también las puedo hacer. Me cuesta más trabajo, pero al final lo hago.
-Lo importante es la voluntad.
Sí. Y yo tengo voluntad.
-Su afición es el cante pero también el fútbol. ¿Su futbolista de cabecera?
-Ahí me ha tocado: Messi.
-Usted quiere tener casa propia y casarse.
-Claro. Como una persona normal. Que es lo que somos.