APUNTES AL MARGEN
Manifiestamente electoral
Las pullas entre los del tripartito forman parte de la fanfarria previa a las generales

La inminente convocatoria electoral ha dejado cierta tensión pública entre los miembros del tripartito que propició la investidura de la alcaldesa Ambrosio, que contra lo que tiene acostumbrado ha entrado en la melé. « La gestión de Hacienda es manifiestamente mejorable », dijo la regidora, con ese tono suyo, melifluo de la segunda acepción del Diccionario. Esa que se refiere a la persona que se comporta de forma afectada, amable. En realidad, la gestión del plan de deuda ha sido, como en el propio gobierno se reconoce, disparatada. Nada que no puede arreglar un paraguas y echar un rato silbando y mirando a la vía. Cualquier día sacan algo de la Mezquita, ya verán, para disipar el humo y que nos distraigamos.
Los del PSOE se han puesto dignos, los de IU se han puesto dignos y dignos se han puesto, cómo no, los de Ganemos. Se viven tiempos en los que hay que marcar distancias para que nada parezca lo que es. Izquierda Unida no le ha echado un cable a los socialistas en la huelga de Aucorsa , que ya se hace excesivamente gravosa para los intereses generales de la ciudad y que merecería una reflexión por parte de la plantilla. Los socialistas le han hecho a Alba Doblas un «ahí te pudras» mientras que los de Ganemos se han puesto exigentes con el gerente de la empresa de transportes y el inminente recorte presupuestario que se avecina para un capítulo de inversiones que está prácticamente sin gastar a 19 de junio del año en curso. Que por ahí anda la madre del cordero.
Pegos. Bobadas mayúsculas. Pura estrategia electoral que se olvidará el 27 de junio y volverá a aparecer, esta vez en todo su esplendor, a siete u ocho meses de las elecciones municipales en una liturgia de distanciamiento que los cordobeses conocemos de otras veces. No deberían los actores de la cosa gastar saliva inútil porque la gente mínimamente informada sabe de sobra que no habrá una crisis que rompa el gobierno a no ser que sobrevengan hechos realmente paralizantes. Efectivamente, los socios del cogobierno han tenido problemas, particularmente en algunas áreas donde la incomprensión ha sido manifiesta, pero el interés mutuo es superior a cualquier otra consideración. Solo votando juntos, los tres grupos municipales pueden mandar, avanzar en el acuerdo de investidura, aquellas 51 medidas que parecían ser las tablas de la ley y que han ido tomando un color pajizo, tirando a amarillento. Qué de tiempo sin hablar de auditorías de la deuda , de que se lo hagan encima los propietarios de casas vacías, de acojonar a los bancos a los que se le van a pedir de forma inmediata casi trece millones de euros en créditos. Esas entidades malignas que van a tener a Emacsa llamando a su puerta buscando 30 millones de euros en 2017 ahora que el equipo de Ambrosio ha descubierto la veta del «cash flow» de la compañía de aguas. Qué tiempos aquéllos en los que prometían consultas populares, democracia directa y toda la fanfarria. Qué socialdemócrata se ha vuelto todo con los meses.
El gobierno ha ido acomodando su sitio en una extraña dialéctica. Perico -lo de Pedro es desde que manda- daba el tirón e Isa frenaba. Ahora es la alcaldesa la que acelera y Pedro el que divaga. En Rabanales 21 , por ejemplo, donde se está haciendo el tonto todo lo que puede para no autorizar el centro comercial hasta pasadas las elecciones mientras a la gente del parque tecnológico y alrededores le da una alferesía, que es como un ataque de nervios pero en el español que utilizaba mi abuela.
Dicen en los papeles que el cogobierno se va a renegociar tras las generales de reválida para hacerle sitio a Ganemos, cosa que se pone en duda en la agrupación de electores. La teoría de cogobernar con los socialistas solamente cuando se tiene la sartén por el mango sigue muy viva en el entrenador Anguita . Si se puede, en condicional, lo lógico es que haya un gobierno municipal más poblado y también más divertido. A estas alturas, empero, es al PSOE al que menos le conviene una coalición donde se encuentre en franca minoría y donde lo manifiestamente mejorable sea algo más que un teatrillo electoral.