PRETÉRITO IMPERFECTO
Madres con coraje
Premiar a estudiantes que quieren dar a luz y seguir su carrera es otra alternativa más a la vida

Como ese orgullo y dulzura que flota en la vaporosa imagen de las vírgenes con niño de Murillo cuando te miran, así debe ser la mirada de estas madres llenas de coraje que deciden tirar hacia adelante cuando su vida parece torcerse con un embarazo no deseado, o cuando la soledad y la falta de recursos se apropian de su entereza ante tales situaciones adversas. Suele ser habitual que su entorno no las comprenda, o que la pareja las abandone y complete una muestra de desprecio que, tristemente, halla parangón hasta en cierta clase política que denosta su reconocimiento público, en un intachable homenaje a la vida. La iniciativa de la Escuela de Magisterio « Sagrado Corazón » de Córdoba, adscrita a la Universidad de Córdoba, de premiar a aquella estudiante que haya decidido seguir sus estudios y ser madre con dos mil euros ha vuelto, por desgracia, a demostrar la hipocresía reinante en los poderes públicos o en las altas instituciones a la hora de trabajar y apoyar la defensa de la vida. La natalidad. Que se coloque el foco en estos casos, que no dejan de aflorar, ni es un ataque a la opción del aborto ni mucho menos un ejercicio «mercenario» del alumbramiento o la demografía, como ya se han atrevido a afirmar desde Izquierda Unida y otros satélites intentado jalear la planicie informativa de final de año con los manidos resortes de otras navidades.
Siempre será una alternativa a la decisión de interrumpir el embarazo de manera voluntaria. Siempre será el relato de otra oportunidad para la misma mujer con la misma o mayor dignidad, con la palmaria ratificación de su superioridad ante las dificultades, con el mismo derecho sobre su vida y la del bebé que trae en sus entrañas. Lo ha dicho muy bien el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández , aunque a veces se pase de frenada en su manera de tamizar la realidad -no entró precisamente Jesús como una gacela en el templo convertido en mercado-. «Si una mujer en el ejercicio de su libertad decide abortar, todos la apoyan, pero si una persona en el ejercicio de su libertad decide ir adelante con su embarazo: silencio en la escena».
No puede haber silencio en la escena, aunque haya quien prefiera la censura. A Izquierda Unida y compañía se le llena la boca de feminismo rancio y olvida que en el Ayuntamiento de Córdoba, donde sigue al cargo de los Servicios Sociales, no para de enviar mujeres embarazadas sin recursos que quieren dar a luz a las mismas oenegés y a los mismos colectivos de corte católico a los que critica con dureza y les quita las subvenciones. Bajo la argumentación de que no tiene medios para prestarles ayuda, las deja en la puerta de Red Madre , Adevida o Fuente de Vida , entre otras asociaciones, para que se hagan cargo de casos sangrantes, en algunas ocasiones, para la dignidad de esas madres a las que dice defender. Ni tampoco puede producirse una respuesta de inocuo manual de lo políticamente correcto como la ofrecida por la Universidad de Córdoba y su Unidad de Política Igualitaria que aplica a todas las cosas y «cosos». ¿Acaso en la Universidad de Córdoba no se valora la defensa de la vida humana...? Huelga la respuesta porque convendremos en que está presupuestada en la alta instancia académica. Siendo menores y pudiendo decidir ante el médico abortar sin mayores consensos, silencio en la escena. Siendo menor y decidiendo tener a su hijo, prejuicios por doquier.
Ni que decir tiene que existen miles y miles de casos de estas madres coraje que no han recibido galardón económico por su gesta. El valor de este premio es simbólico, pues se trata de visualizar la valentía de estas mujeres que sacan adelante de manera heroica sus proyectos de vida y los de sus criaturas sin que nadie las lleve a pasear en discursos con naftalina. Si Murillo viviera, las retrataría como nadie. Feliz y próspero 2018.