Verso suelto

Profecías

Los maestros y profesores han conseguido que los niños estén en el colegio y disfruten de una vida normal este curso

Niños en un colegio de Córdoba al comienzo del curso 2020/2021 Valerio Merino
Luis Miranda

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Fernando Simón cruzó el umbral de la inmortalidad y se hizo carne de meme para los restos con aquella frase memorable sobre la incidencia del coronavirus : «España no va a tener, como mucho, más de algún caso diagnosticado. Esperemos que no haya transmisión local; si la hay, será muy controlada y muy limitada». En España los abusos del poder son tan tradicionales que la gente sabe que ningún estado de alarma será capaz de suspender el derecho a la guasa que caerá sobre el famoso epidemiólogo y quienes lo alientan, pero en este tiempo no han faltado los que han hecho profecías desastrosas que después no se han cumplido.

El curso escolar está a punto de terminar y los casos detectados serán muchos y también bastantes podrán contar que alguna clase se confinó durante unos días, pero el infierno de Dante finalmente no pasó de unos endecasílabos italianos a la realidad. Los sindicalistas , que acaso soñaban con otro curso a través de las pantallas y con las familias en que no hubiese fucionarios volviéndose locas, anunciaron varias veces el fin del mundo. «La Junta permite un inicio de curso peligroso y sin garantías de salud para la comunidad educativa», dijo un señor de Comisiones, y otro pronosticó «una situación dantesca similar a la que se vivió en las residencias de mayores en lo peor de la pandemia». Las acciones de las empresas que fabrican ataúdes se dispararon aquel día.

Cualquiera puede contar historias de profesores que decían que en estas condiciones no se podía volver a trabajar, y en realidad no hacían más que lo que muchos otros funcionarios. Los museos tardaron dos meses en reabrirse y los centros cívicos de Córdoba todavía tienen barricadas y citas previas porque no hay gente que obligue a abrir las puertas o tal vez porque no serán tan necesarios como la enseñanza. Quizá hubo algunos que hicieron predicciones catastróficas y más de uno me hará el inventario de pequeños desastres que los periódicos no hemos contado, pero casi todos los maestros y profesores han conseguido que los niños estén en el colegio y disfruten de una vida normal este curso. El miedo y el corporativismo sindical huyen cuando toman el mando la responsabilidad y el amor al trabajo.

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