Verso suelto

Para una noche

Vox está en la mañana de resaca y tiene que contar que su postura de rechazar los presupuestos fue la más digna posible

José María Bellido y los concejales de Vox, en la investidura del primero Valerio Merino
Luis Miranda

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A ciertas horas de la noche los escrúpulos estaban tan diluidos como los cubitos de hielo en el whisky sórdido de los vasos de tubo. Las muchachas educadas en la retórica gastada y machista de pensar que debajo de la falda tenían un tesoro no estaban convencidas de si tenían que rendir la plaza al mocetón de buena planta que al día siguiente las tiraría a la papelera como un pañuelo vencido. Los chavales con la cabeza llena de comedias del Siglo de Oro , aunque no hubieran visto ninguna, no sabían si pedir un poco de calor y ternura a aquella que ya había pasado por los brazos de media facultad.

Si sucumbían serían otro número en una lista cuando ni siquiera tampoco querrían ser los últimos; si se tomaban otro cacharro no tendrían más recompensa que una noche de soledad con la poco reparadora sensación de que habían hecho los deberes que en realidad nadie les había pedido. Al día siguiente ya sabrían el nombre de la amiga que había pasado la noche con el tiarrón o del que había acompañado a casa a aquella chica que otro no había considerado digna de sus prejuicios casposos .

Vox está ahora en la mañana dominical de resaca y de remordimientos y tiene que buscar argumentos para contar a los demás que su postura de rechazar los presupuestos del PP y Cs fue la más digna posible. La pureza y la castidad del que no ha tocado poder le impedían entregarse como si nada y Bellido y Fuentes han buscado al PSOE y a toda su experiencia en encuentros rápidos que funcionan si está claro que no será más que para una noche . La elección era tan difícil como aquellos que dudaban delante del alcohol de garrafón: si se entregaban sacarían un buen rato mejor que la borrachera en la cama sola; si se hacían los dignos sabían que el asediante iba a encontrar otra ciudad con menos murallas .

En la historia de Vox con el presupuesto del Ayuntamiento también se va terminando el tiempo de la ensalada de siglas para volver al viejo bipartidismo . Los que han venido con las esencias puras de la izquierda y la derecha ya saben que pueden escoger entre diluirse en el apoyo a quien no lo necesita o hacer de oposición cuando los que saben se ponen a negociar y los dejan clamando como profetas huecos.

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