LA GRAÍLLA
‘Pandemia’, sexta temporada
El público se traga los episodios y ve que lo que al principio era la salvación ahora no sirve

HAY muchos que piensan que todo lo que ha sucedido desde la Cuaresma de 2020 es un montaje orquestado para que la libertad individual se reduzca a elegir entre televisión convencional postmarxista o canal de pago progresista. Los que cuestionan la misma existencia del coronavirus , los que dudan de su letalidad y los que dicen que las vacunas protegen poco y perjudicarán mucho no convergen en todos los argumentos, pero sí comparten la impresión de que viven en una serie, ahora que se llevan tanto, con giros de guion improvisados, tramas intrigantes e historias que hay que llevar a nuevas temporadas aunque estén agotadas.
‘ Pandemia ’ iría ya por la sexta temporada y los espectadores, digo el pueblo, se tragan todos los capítulos con la avidez de quien ve cómo lo que valía en la primera temporada se cuestiona en la tercera y se desecha en la última, pero sin que casi nadie se atreva a advertir de las incoherencias ni a decir que hay sorpresas forzadas.
La serie empezó con confinamiento , miedo y preguntas, y en la segunda temporada, después de un verano casi feliz, el malvado virus volvía con fuerza y obligaba al toque de queda y a cerrar los pueblos. Terminaba con la esperanza de la vacuna, que llegaba triunfante en la tercera. Ahí empezaron los episodios de los pinchazos, primero a paso de tortuga, pero combinados con los efectos de la Navidad , culpa de una sociedad que había cometido el error de escuchar menos a quienes vaticinaban gripes catastróficas que al corazón que les pedía estar con los suyos.
En la cuarta temporada ya se hablaba de la inmunidad de rebaño y se prometía el final cuando se llegase al 70% y alguno pensó que la serie terminaría con la quinta, cuando en agosto los vacunados eran muchos y en septiembre salieron otra vez las procesiones y terminaron los aforos en los restaurantes. Ahora la sexta está en su mayor intriga, no hay ni rebaño ni piara que valgan y hay que editar guías para entenderlo todo.
La protección de la vacuna , que tuvo su trama cuando rechazaban la de ciertos laboratorios personas incapaces de distinguir un analgésico de un ansiolítico, no va más allá de unos meses, y eso con cuidado. En una misma frase, hay personajes que dicen a los contactos estrechos que la vacuna inmuniza, pero que no se quiten la mascarilla y casi mejor que se aíslen hasta hacerse la prueba. En algunos de estos capítulos quemarán en la plaza a los no vacunados, que pueden contagiar a los que tienen una vacuna que igual no sirve. Y estos últimos también se pueden infectar de los que sí se pincharon. Un follón .
La séptima promete con la tercera y cuarta dosis y con los camareros como policías pidiendo a la gente que enseñe el pasaporte Covid , pero las más serias serán dentro de año y medio, cuando den la cara todos los problemas de salud mental, pánico y soledad que jamás tienen en cuenta los burócratas que avisan de nuevas variantes .
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