Verso suelto
Momento vacuna
Seguiré tapándome la cara en bares supermercados, pero con la tranquilidad de que lo único que me puede pasar es tragar dióxido de carbono propio
Tenía el móvil con poca batería y menos memoria, así que me quedé sin la fotografía que prueba que ya tengo la primera dosis de la vacuna contra el Covid . Espero ser un poco más previsor y que dentro de unos cuantos días pueda por fin congelar el momento con su aguja, su jeringuilla y el gesto compasivo del profesional que se harta de tanta sobreactuación.
En aquel momento en que el frío metal me punzaba el músculo se me vinieron a la cabeza tantas cosas como he oído en estos días en que los micrófonos se dirígían a gente anónima que no sabía qué decir y a gente importante que sabía que lo mejor era hablar mucho sin decir nada. Pensé que tenía que animar a todo el mundo a vacunarse porque hacen falta argumentos. Por un lado está una enfermedad terrible y muy contagiosa que en un año largo ha llegado al 7 % de la población en Córdoba y por otro está que el que diga que no vivirá entre la querella criminal y el casi confinamiento de no poder viajar a ninguna parte, pero no quiero que nadie que dude se vaya a quedar sin su reacción y sin meterse en el cuerpo Dios sabe qué cosa.
También me hacía mucha ilusión volver a respirar sin mascarilla en cualquier parte, y ahora seguiré tapándome la cara en los bares y en los supermercados, pero con la tranquilidad de que lo único que me puede pasar es que el dióxido de carbono propio me siga contaminando los dos únicos pulmones que tengo. Desde que estoy vacunado hasta el gel hidroalcohólico me parece menos pesado y pringoso cuando me obligan a utilizarlo.
Cuando me ponía el algodón en la señal de la aguja pensé en que tenía que decirle a todos que fuesen a la sanidad pública sin dudarlo. Dicen algunos que tampoco se puede elegir, pero eso es un pequeño detalle de los que no quieren reconocer la cobertura sanitaria universal que se ha levantado tras tantos años de capitalismo ultraliberal . Desde luego di las gracias a quien me tomó los datos sin comprobar que yo era quien decía ser y a quien me pinchó, porque todo ha sido gratis aunque algo haya contribuido con mis impuestos. Después de verme como tanta gente en la tele y las fotos no pude esconder una lagrimilla.
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