Verso suelto

Irreprochables

Las hermandades han dado ejemplo de cómo se tienen que hacer las cosas

Toma de temperatura en Capuchinos Valerio Merino
Luis Miranda

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Ni mejores ni peores: la gente se comporta igual con Covid que en la época en que no pensaba nadie que una enfermedad se tuviese que tratar con las recetas medievales del confinamiento y el toque de queda. Se verá en los próximos días cuando las cifras sigan subiendo, la cuarta ola se meta en las conversaciones de los bares y en la espera de los niños en el colegio. Empezará el meneo de cabeza de las regañinas y el resoplido gruñón de los que mandan. Llegarán otra vez las restricciones y los cierres y en todas partes habrá otros a los que echar la culpa de que el gráfico vuelva a parecer una etapa de montaña.

Los que ya peinan canas echarán la culpa a los jóvenes que se desfasaban sin mascarillas en las terrazas y no recordarán el tiempo en que ellos hubieran hecho lo mismo; los que este año no han podido dar la murga con la carrera oficial privatizada y los panolis que todos los días se sentaban a mirar entre los resquicios de las vallas dirán que es culpa de las cofradías, que han pedido a la gente que vaya a las iglesias y han consentido colas, y hasta sacarán la famosa foto del Miércoles Santo, que tiene más de exageración que de peligro real.

Condenadas otra vez para este año a quedarse en casa, las hermandades han dado el ejemplo que no han ofrecido unos cuantos profesionales. A quienes llegaban a sus iglesias les han tomado la temperatura, les han ofrecido gel, les han insistido en guardar la distancia y les han pedido que salgan cuando tenían que entrar otros. Habría sido sencillo sacar la muletilla de la responsabilidad individual como harán quienes digan que no pueden ser perros guardianes de su propia terraza, pero muchos han tenido que pensar que los iban a mirar con lupa y se han acercado a la condición de irreprochables con el esfuerzo casi siempre de gente que no tendrá más recompensa por su trabajo que la conciencia tranquila y el deber cumplido. Cualquier día se descubre una vacuna, el Gobierno quita subvenciones y regalías para comprar todas las dosis necesarias y los profesionales de la salud, esos a los que se aplaudía todas las tardes y hasta se les hizo un monumento, doblan turnos y salen domingos, festivos y puentes para que la población se inmunice y la economía no siga despellejándose.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación