La Graílla
Díselo con tests
Si no hay mejor declaración de amor que la prueba de antígenos, algún laboratorio debería sacar versión ‘Premium’
Lo que para los clásicos eran las flores y para los modernos los anillos que se ofrecen de rodillas y con alguna cámara grabando, ahora son los tests con el palito que tiene que llegar al cerebelo y hacer saltar las lágrimas. No hay mayor muestra de cariño, mejor declaración de amor eterno ni regalo con más caché en este tiempo que una prueba de antígenos para detectar el Covid . Las alumnas de Secretariado se lo dicen a las compañeras por el entusiasmo de poder compartir la alegría, pero también para despertar la sana envidia a las que no tienen un brazo enchaquetado al que agarrarse cuando se suben a la cabeza las jarras de rebujito en la Feria: «Mi novio sí que me quiere, que me ha comprado un test porque los dos estamos resfriados después de una noche en la discoteca».
Los padres de familia que consiguieron salir a flote después de alguna cornada grave del coronavirus en los tiempos del confinamiento ahora van a la farmacia a surtirse de tests en cuanto reciben la alerta de que tienen la nómina ingresada. No vaya a ser que los niños no puedan hacerse pruebas si vienen con un leve picor de garganta cuando salgan del insistuto.
Las bodas civiles tendrán que incluir dentro de poco un ritual para que los que van a ser cónyuges intercambien pruebas de la farmacia, desde luego sin que sean azul para él y rosa para ella, porque tendrán que cuidarse en la enfermedad y en aquello que necesita de un test para confirmarse.
La única pega del famoso palito que tiene que sacar algo de mucosa para dejarse caer en un líquido es el precio. Si hubiera algún laboratorio con visión comercial , y estos meses de terceras, cuartas y quintas dosis han demostrado que los departamentos de facturación de las farmacéuticas tienen más hambre que un cocodrilo en el Balcón del Guadalquivir , crearía alguna versión de las que antes se llamaban ‘De Luxe’, luego ‘Caja Negra’ y ahora ‘Premium’, con palito de diseño y velocidad supersónica de las dos rayitas, para que el que esté con ganas de quitarle horas al sueño pueda insinuarlo a la destinataria del pequeño lujo sin la vulgaridad de ser explícito .
No serán regalos de esos que se olvidan en el cajón a la espera de que con alguna mudanza vayan al punto limpio, sino que tendrán uso enseguida para que la gente que comparte grupo de gúasap sepa que por fin Francisco Daniel tiene el bicho y va a tener que pasar una semana en casa con poco más que alguna tosecilla. «Los demás ya vamos a trabajar, pero los funcionarios sí que sabéis, que os reís del mundo al sacar las oposiciones», le dirán los que hayan visto el infalible positivo. Los que se escapen tendrán consuelo, porque sabrán que habrá más oportunidades antes de una comida familiar o después de una noche de Feria . Y tal vez dentro de diez años alguien hará una foto con los veinte palitos para contar la historia de Cora, que dio negativo en todas las pruebas que le regaló su pareja de entonces recién empezaban a vivir juntos.
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